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Chile

Alé Baza, Socio de PGX.

Tres claves para potenciar la seguridad y productividad en la minería

lunes 01 de septiembre del 2025.- Hoy la preocupación por la seguridad es innegociable. Y eso es una gran noticia. Especialmente en industrias como la Minería, hay un compromiso firme: se evalúan riesgos, se investigan causas de incidentes, se mejoran procesos y conductas para evitar accidentes. Pero también hay un lado complejo: procedimientos extensos que pocos leen, especialmente antes de una licitación. Cientos de hojas, en diferentes formatos. “En el camino veremos”, podría pensar un contratista. Ahora hay poco tiempo.

Es que, ante cambios regulatorios o incidentes internos, las organizaciones van agregando nuevas reglas a sus normativas, sin revisar su impacto operativo. La acumulación de protocolos y documentos da la ilusión de control, pero muchas veces sólo aumenta la complejidad.

Por eso, cuando se habla de aumentar la productividad en un proyecto, se encienden las alarmas: ¿no iremos a priorizar la rapidez a costa de la seguridad? ¿No iremos a simplificar mucho los pasos, aumentando los riesgos? No tiene por qué ser así. Productividad y seguridad no se contraponen; se potencian. La clave está en enfocarse en lo realmente crítico.

Para integrar seguridad y productividad de manera efectiva, es necesario repensar los requerimientos normativos siguiendo tres ideas clave. En primer lugar, los requerimientos deben ser pocos y observables. Sólo los esenciales para definir “qué” se necesita. Sin párrafos interminables ni trozos textuales de una ley. Verbos claros, como “desplegar” e “instalar”, que llevan a acciones observables en terreno; no verbos como “fomentar” o “promover”, que son imposibles de chequear. Así también, es fundamental vincular requerimientos sólo a controles críticos, para optimizar con método.

La segunda idea clave es que el realizador define “cómo” va a cumplir. Ante una licitación, el cliente establece “qué” quiere y es responsabilidad del ejecutor definir “cómo” hacerlo. Así se hace realmente cargo de lo que está prometiendo. Si no, caemos en el peligroso “es que el cliente me dijo”. Las personas y empresas con alto nivel de autonomía suelen hacerse más responsables (mayor accountability) que las que sólo siguen instrucciones. Es mejor invertir tiempo en ponerse de acuerdo en etapas tempranas, que pagar un mucho mayor costo durante la ejecución.

La tercera idea clave es la participación transversal y gestión del cambio. Para actualizar y simplificar los requerimientos, hay que involucrar a diversas áreas, desde seguridad y salud, hasta personas, calidad y compliance. Al abordar perspectivas complementarias, el resultado será más sostenible en el tiempo. Es fundamental sentar las bases de una buena gestión del cambio, donde la gente clave se involucra en el proceso desde el comienzo, y no es sólo informada al final.

Lo seguro también puede ser ágil. Lo productivo también puede ser responsable. Con un enfoque basado en la optimización de normativas, la autonomía de los equipos y una gestión del cambio efectiva es posible lograr ambos objetivos al mismo tiempo, obteniendo resultados sostenibles y de alto impacto.


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