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Antonio Romero, Regional Sales Director G4S Latin America & Caribbean

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Más allá de los vaivenes en  los precios de las materias primas, la industria minera continúa siendo el motor de la economía del país, por lo que está constantemente enfrentando desafíos desde distintos ámbitos. Uno de ellos es el resguardo e integridad de sus colaboradores y de su patrimonio. Con el tiempo, los requerimientos de seguridad en las faenas han ido cambiando: se han abierto nuevos flancos que es necesario considerar a la hora de implementar
–desde su etapa de diseño-  un sistema de seguridad especializado para esta industria.

Uno de los grandes desafíos del sector es la implementación de nuevas tecnologías para mejorar el servicio y optimizar costos. La utilización de radares o fibra óptica, el uso de drones o de globos estáticos -estratégicamente posicionados- con cámaras de vigilancia, son alternativas a considerarse en la industria de la seguridad de la minería chilena. Se trata de ofrecer respuestas oportunas para prevenir una amenaza específica, en lugar de esperar a que algo ocurra. 

En cuanto a las amenazas de seguridad externas, empresas a nivel mundial se han abierto inadvertidamente a ciber-ataques. Esto viene de los esfuerzos para mejorar la eficiencia operativa y reducir los gastos generales, que han visto cómo los sistemas de tecnología de la información (TI) y de tecnología operativa (TO) se han fusionado en una plataforma. Ante esto, las empresas deben realizar pruebas de ataque, usando análisis de datos para detectar las amenazas potenciales.

Otro desafío es el relacionamiento con las comunidades. Las empresas de seguridad que se desempeñan en este sector están llamadas a aplicar fórmulas como emplear y vincular a miembros de la comunidad, lo que mejorará el servicio y la relación con el entorno. No es un tema de intervención de las comunidades locales, sino un tema de coexistencia, que requiere tiempo y dedicación. No se trata de una sola conducta, sino de un conjunto de habilidades que ayudan a mantener la operación de la compañía y, de paso, protegen la inversión.

Por último, la industria debe poner foco en el ejercicio de las buenas prácticas laborales y promover el mejoramiento continuo de las relaciones entre la empresa y el trabajador.  También es imprescindible que se desarrolle un modelo de negocio donde se garanticen medidas de protección al trabajador, tal y como existe en materia de seguridad.  Este tema debe ser visto no sólo como una cuestión ética, sino como un riesgo crítico que necesita ser gestionada activamente.

La clave es aplicar una mirada holística, que plasme todos estos puntos en proyectos integrales de seguridad, diseñados específicamente en función del sector, sus riesgos inherentes y los de su entorno. Esta mirada, aplicada desde la génesis de los proyectos es fundamental para el éxito de la operación y su rentabilidad, con importantes beneficios para todos sus stakeholders.

Antonio Romero, Regional Sales Director G4S Latin America & Caribbean

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