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Hernán Sierralta , Director de Comunicaciones ICA Latinoamérica

El rol que el cobre ha jugado en nuestra historia, el que tiene en nuestro presente  y  en las tecnologías emergentes nos lleva a analizarlo  con sumo interés. Desde antaño ha contribuido al desarrollo de la sociedad utilizándose en innovaciones tan extraordinarias como instrumentos de navegación de alta precisión, sistemas eléctricos, distribución de agua potable segura, aire acondicionado y comunicación de datos.

Actualmente el cobre continúa siendo un elemento clave en los desarrollos tecnológicos más importantes, incluyendo equipos avanzados de investigación científica como el Gran Colisionador de Hadrones del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), vehículos híbridos y eléctricos, computadores, teléfonos móviles, tecnologías relacionadas con energías renovables, como también, gracias a sus propiedades, es el componente fundamental de sistemas de comunicaciones que han permitido la globalización y el desarrollo de Internet.

Los progresos científicos, la búsqueda de una mejor calidad de vida, la creciente relevancia de temas ligados a la preservación del medio ambiente, plantean nuevos desafíos para la industria del cobre. Lo cierto es que ningún otro metal –ya sea por sí solo o como aleación– ofrece tan eficazmente la cantidad y amplitud de propiedades útiles. En las próximas décadas, el progreso tecnológico dependerá en gran medida de los materiales avanzados, muchas de las cuales podrían contener cobre. Las ventajas no sólo están en su alto rendimiento técnico, sino en su rol complementario en  la salud humana, eficiencia energética, sustentabilidad y el nivel de vida.

El mejor reconocimiento a la contribución vital del cobre en el desarrollo de la economía moderna, es el papel fundamental que ha cumplido en el crecimiento experimentado por China. En sólo cinco años, su uso aumentó un 10%  la demanda mundial. Otra característica desconocida pero de gran importancia es que no sólo lo necesitamos en nuestro diario vivir, sino que lo requerimos para vivir. Entre las muchas tareas del cobre en nuestro cuerpo está la producción de energía, la prevención de enfermedades óseas, la detención del daño celular y un desarrollo fetal apropiado, además de la prevención de la anemia, ya que el cobre es necesario para el procesamiento del fierro.

No se puede hablar del futuro del cobre sin mencionar sus propiedades físicas, las cuales permiten aleaciones con otros metales para posibilitar aplicaciones de uso habitual en la vida moderna. Dos de las primeras y mejor conocidas –todavía muy demandadas– son el bronce –cobre mezclado con estaño– y el latón, resultado de cuando se mezcla con zinc.

La industria, basada en investigaciones científicas ha desarrollado aleaciones innovadoras que aprovechan su versatilidad para aplicaciones emergentes. Es el caso de los disipadores de energía para evitar el colapso de los edificios ante fuertes movimientos telúricos y el de jaulas de aleaciones de cobre sumergidas para la crianza de peces en alta mar. En la actualidad dichos dispositivos se utilizan con excelentes resultados en países como Japón y Australia y se estima que en el corto plazo, el potencial mercado para este tipo de aplicación superará las 20 mil toneladas de cobre al año a nivel mundial, lo que permitirá generar un nuevo e importante mercado para el este metal.

De manera permanente se desarrollan nuevas aleaciones con una gran variedad de metales, entre ellos, el aluminio, níquel,  silicio, manganeso,  plata y telurio que satisfacen las crecientes necesidades en el campo de la electrónica, superconductores, transporte y asistencia sanitaria.

En materia de generación de investigación y desarrollo, la industria invierte anualmente cerca de 9 millones de dólares, considerando aportes de cofinanciamiento de otras instituciones u organizaciones internacionales. Otro frente científico y tecnológico que se está desarrollando es el que aprovecha las propiedades bactericidas del cobre. Instituciones de salud, textiles, la industria salmonera o de preparación de comida, incluso el mundo ecuestre a través de las herraduras de cobre, son y serán beneficiadas con estas nuevas aplicaciones, a la vez que aliviará los altos costos que demanda la prevención de muchas de las enfermedades infecciosas que se producen por contagios indirectos o cruzados. Actualmente hay diversos proyectos en ejecución y la estrategia a seguir (ICA Technology Road Map) es que las mejores ideas con impactos significativos de mercado recibirán financiamiento adicional hasta el nivel de semi-industrial.

En el mundo global, tenemos que reconocer la responsabilidad que implica colocar en los mercados aproximadamente un tercio de la producción del cobre del mundo. En ese sentido, la industria  ha invertido en desarrollar el conocimiento que permite el uso de productos elaborados sobre la base de este metal, en forma segura y sustentable para el beneficio de la sociedad. Además de aplicar formas de producción que sean más adecuadas para satisfacer los requerimientos de los países a los que  se les provee de cobre, y aportar de manera importante, a la investigación y la innovación en los más variados aspectos.

El cobre tiene todavía mucho que aportar y su futuro depende del  incentivo a la  investigación científica y tecnológica. 

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