Home   +562 2225 0164 info@portalminero.com

Síguenos

Skip to end of metadata
Go to start of metadata
Pedro Serrano, Académico UTFSM

Julio Verne  cumplió este 2014, ciento ochenta y seis años de su nacimiento. Ya han pasado casi dos siglos? Cuando Verne escribió sus imaginativas historias, Paris era una ciudad iluminada por focos eléctricos aun desconocidos y el Nautilus era un submarino eléctrico. Verne en el siglo XIX describió las armas eléctricas, el video teléfono, Internet y una supuesta ciudad del futuro donde la electricidad reinaba en todos los ámbitos.

Cuando, después de leer a Verne, uno mira a Valparaíso y su densa humareda de taxis colectivos y viejos buses, que suben con negros escapes los empinados cerros, más la flota de enormes camiones quemado petróleo diesel, que entran y sacan las cargas del puerto, desde barcos que también humean lo suyo, pues es fácil pensar el asunto y preguntarse ¿en que nos equivocamos?, ¿ estaba Verne con su sueño eléctrico tan errado?.

Bueno, Valparaíso de la primera mitad del siglo pasado no estaba tan errado. Desde Santiago se accedía por un tren eléctrico que transportaba personas y carga, llegando hasta el puerto mismo, este tren tenía incluso un ramal a Quintero. En la parte plana de la ciudad circulaba un sistema de tranvías eléctricos con carriles que aun se pueden ver y ya en 1953 había un sistema de trolebuses eléctricos que aún subsiste malamente. La circulación del transporte eléctrico cubría todo el plan de la ciudad. Tal vez lo más genial de todo esto, es que la circunvalación de transporte eléctrico conectaba a todo el plan con una buena red de ascensores, también eléctricos, que llevaban a los habitantes hasta la cota 50 metros sobre el nivel del mar, que en aquellos tiempos cubría la parte más poblada de la ciudad.

Hoy en día el ferrocarril eléctrico sigue entrando al puerto convertido en un metro de superficie recortado y muy eficiente, pero que no conecta con la capital como en la antigüedad. La red de tranvías desapareció y de los troles, 12 son considerados patrimonio, ya casi no existen. Los viejos ascensores también considerados patrimonio, a duras penas están siendo restaurados. En Valparaíso la nominación de patrimonio se ha convertido en una suerte de pena de muerte.

En Medellín, Colombia, una activa red de nuevos funiculares eléctricos, metrocable de Medellín, mueve 40.000 personas día, conecta los cerros de la ciudad en varios niveles y han significado la activación positiva de barrios pobres y periféricos. En Berlín está la red ferroviaria, el tren ciudadano elevado, los tranvías, los trenes de superficie, la red de metro y todo un transporte eléctrico eficiente que limpia de automóviles el centro de la ciudad.

En Chile la historia muestra que el tren eléctrico, que cubría con eficiencia casi todo el país, con una larga línea principal y decenas de ramales transversales, durante la segunda década de la segunda mitad de siglo, fue destruido ex profeso, con sus líneas levantadas por completo, trenes muertos y maestranzas destruidas, con el fin de dar paso a las carreteras privadas, los peajes, los tags, al transporte a petróleo, los buses interurbanos y el auge del control privado de la energía y el transporte. Hoy en día nuestro principal energético es el petróleo, que debemos importar en su totalidad.

De paso, la electricidad con energías hidráulica, eólica, solar, oceánica y geotérmica, que en Chile podrían ser las ofertas más abundantes, se enfrentan al durísimo lobby del petróleo y el carbón y no logran tener el fomento para implementar el desarrollo tecnológico requerido. Entendiéndose que en el mundo, la tecnología renovable está ya desarrollada con creces, a precios competitivos y en escalas suficientes. Mientras acá en Chile preferimos políticamente sostener el mercado de la era del fuego del siglo XVIII, donde el quemar combustibles, que no tenemos, pareciera lo más adecuado.

El cumpleaños de Verne ya fue el 8 de febrero, su sueño de la ciudad eléctrica aun no se cumple, pero atención, todos los sueños de Verne, incluido el viaje a la Luna se han cumplido. También es posible cumplir el antiguo sueño de Valparaíso como ciudad eléctrica, con iluminación eléctrica eficiente, con una corona de gigantescos aerogeneradores en la cumbre de los cerros, con un tren eléctrico de alta velocidad, una red de metro eléctrico regional ramificado, una red eléctrica de transporte de superficie, mas una acompleja red de ascensores y teleféricos eléctricos por lo alto de su cerros. Todo esto es completa y absolutamente posible. Solo hay que dar los pasos políticos correctos. El mercado, tan ligado al petróleo y el carbón mineral, jamás hará algo así.

Por Pedro Serrano Rodríguez Académico Departamento de Arquitectura Universidad Técnica Federico Santa María

Portal Minero