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Iván Rayo, Gerente General JRI

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Hemos visto como ha fluctuado favorablemente el precio del cobre, aparentemente como consecuencia de las elecciones en Estados Unidos, entre otros factores nacionales. Esta situación  podría sumarse a algunas percepciones de recuperación comentadas por analistas, publicada en los últimos meses en prensa especializada. Incluso, en algunos análisis se incidan períodos específicos para una recuperación definitiva, aventurando mejorías en los indicadores económicos del país. Es probable que estos mensajes positivos continúen y aumenten, transformándose en la antesala de una recuperación de la actividad minería que reposicionará proyectos de inversión y mejoras generales a nivel país.

En este contexto hipotético, pero creíble, queda de manifiesto que la industria minera  tiene una importante componente especulativa y que en muchos casos las señales que se van entregando al mercado, aumentan progresivamente hasta instalarse.  Cabe recordar los mensajes y titulares que teníamos a principios de esta década, donde se hablaba de grandes proyectos y expansiones en Chile, de presupuestos de inversión por sobre los 100 mil millones de dólares, del requerimiento de nuevos especialistas para minería (más de 32.000 al año 2020) o de altos sueldos para especialistas en minería (ingeniería de minas, como la carrera mejor pagada). Luego, desde mediados del 2013 los mensajes y titulares cambiaron a conceptos como postergación de proyectos, reducción de costos de operación, fin del superciclo, hasta todo lo experimentado durante el presente año.

Las señales de bonanza que experimentamos entre los años 2010 y 2013 no solo tuvieron efectos en quienes laboramos directa o indirectamente en minería. También implicaron que una cantidad importante de estudiantes se motivaran a ingresar a carreras asociadas a minería. Es probable que, dada la coyuntura actual, muchos de estos nuevos profesionales no encontrarán trabajo en minería, al menos en el mediano plazo, generando una situación social compleja que se traducirá en una migración de los nuevos talentos a otras industrias.

En este ambiente de permanentes mensajes y señales, también se han presentado publicaciones y opiniones donde se identifica a la ingeniería de consulta como una especie de barómetro de la actividad económica del país, debido a que cuando esta disminuye, en el corto plazo existirán impactos en inversiones y todo lo que ello conlleva. En particular, la diminución del mercado que actualmente experimenta la industria minera nacional, en ámbitos como dotación, control de costos y construcción, se inició en las empresas de ingeniería a mediados del año 2012, mientras que el país, tomo mayor conciencia de esto algunos años después (2014/2015).

Entonces, ¿que se puede decir respecto a todo esto? Primero, la industria minera continuará, no solo con vaivenes de expansión y reducción de mercado, sino que seguirá entregando señales a la sociedad, que no siempre serán de largo plazo. Segundo, las empresas buscarán fórmulas para flexibilizar sus dotaciones, con el objetivo de sortear estas fluctuaciones. Tercero, las universidades deberían considerar los niveles de ocupación de los profesionales al momento de decidir los cupos para especialistas en minería. Cuarto, es necesario identificar y cuidar los nuevos talentos en empresas mineras productivas y de servicios. Quinto, poner atención a indicadores de actividad en ingeniería de consulta, pues puede anticipar situaciones de mercado de corto y mediano plazo.

Iván Rayo, Gerente General JRI

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