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Chile

¿Sabe qué iluminación necesita según lo que hace? Debe ser dinámica y eficiente para ser sustentable y económica.

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Lunes 26 de Marzo de 2018.- Ya sea por eficiencia energética como por el bienestar de las personas, es recomendable incorporar la iluminación moderna en los proyectos de construcciones o remodelaciones desde el origen, ya que la luz natural siempre es mejor que la luz artificial y está comprobada la importancia de la iluminación para la salud de las personas.

“Los cinco sentidos que usa el ser humano se basan en sensores biológicos, y más del 70% de todos los sensores se concentran en los ojos, con lo que diariamente este sentido es el que más información transmite al cerebro para la realización de tareas y coordinación de todas sus funciones corporales. La iluminación debe ser dinámica, eficiente y automatizada para ser sustentable y económica. Y cuando se diseña un proyecto de iluminación, lo óptimo es siempre imitar la naturaleza”, señala Erwin Plett, vicepresidente de la Comisión de Energía del Colegio de Ingenieros de Chile A.G. y director de Alfa Lux.
Calidad de la luz y sus múltiples efectos en el bienestar de las personas

Las normas vigentes sólo cuantifican la cantidad de luz medida en lux, pero no la calidad de la iluminación. Para ver bien, las personas requieren de una alta densidad de luz que se mide en “lux”, que son los lúmen en cada metro cuadrado de superficie (lx = lm/m2). Un lux lo proporciona una vela a aproximadamente un metro de distancia. Por otro lado, hay tres criterios cuantitativos que definen la calidad de la luz y determinan los efectos de la iluminación en las personas. Uno de ellos es la temperatura de la luz, CCT, medida en grados kelvin, K. “La luz solar a pleno día es azulosa, luz fría, y corresponde a más de 6.500K, en comparación con la luz del atardecer o del amanecer que es más amarilla, luz cálida, de menos de 3.000K. Si quiere trabajar productivamente necesita usar la luz fría, y si quiere descansar, prefiera la luz cálida” sostiene el Dr. Plett. El segundo criterio es el Índice de Reproducción Cromática, CRI, es decir, cómo se diferencian los colores de superficies iluminadas comparados con usar la luz solar. El tercer criterio de calidad es el grado de encandilamiento, UGR, que depende del buen o mal diseño de la iluminación y no de la tecnología.

Así, cada actividad de las personas necesita su luz con una correcta y diferenciada iluminación, ya que ésta tiene efectos visuales, biológicos y emocionales en las personas, e influye por ejemplo en el ritmo circadiano, el ánimo, la agudeza visual, la atención y la productividad, entre otros. “No da lo mismo, si ocupamos una luz para trabajar o para descansar, puesto que los estados fisiológicos de alerta de las personas en actividades laborales o de descanso son distintos. No sirve una iluminación promedio entre estar atento y estar relajado. La iluminación solar es dinámica, cambia durante el día” explica el experto.

Eficiencia Energética y análisis de ciclo de vida

Para juzgar la eficiencia lumínica es relevante saber diferenciar las luces LED y comparar lúmen generados por cada Watt y la vida útil. Los lúmen producidos es la característica fundamental de una luminaria, mientras que los Watt de potencia sólo sirven para saber qué tan caros van a costar esos lúmen. Hoy se comercializan en el mercado chileno luminarias LED con eficacias lumínicas entre 45lm/W y 220lm/W (lúmen por cada Watt), es decir, LED no es igual a LED. Una ampolleta LED con eficacia lumínica baja, de sólo 70lm/W, similar a las fluorescentes, consume un 68% más de energía eléctrica que una luminaria con 220lm/W, entregando la misma luminosidad. Con tecnología LED de última generación, se pueden lograr interesantes ahorros económicos y ecológicos, ya que esta tecnología cuando es LED de punta, genera hasta 73% de luminosidad y sólo 27% calor (las fluorescentes y las LED baratas, de tecnología obsoleta, generan 25% de luminosidad y 75% de calor).

Otro punto importantísimo es la vida útil que se define para LED en horas (L70). Una ampolleta LED barata dura 10.000h y una excelente hasta 50.000h, es decir, esta última, con un uso diario de 6 horas, dura hasta 23 años sin necesidad de subirse a cambiarla, minimizando el costoso ítem de mantención y reposición. “El análisis económico debe hacerse siempre en un período de varios años como ciclo de vida, que incluya la inversión inicial en el proyecto, luminarias e instalación, y los gastos mensuales en energía y mantención. Sino, lo barato para el constructor va a salir muy caro para el usuario y el medio ambiente” concluye el Dr. Plett.

Colegio Ingenieros de Chile A.G.

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