Chile
Este fenómeno -provocado por la acumulación de polvo, sales del ambiente, radiación UV y variaciones térmicas- está generando creciente preocupación en el sector energético, especialmente en zonas áridas como el norte de Chile. Estos factores, que pueden parecer superficiales, tienen un impacto directo en la eficiencia de los módulos fotovoltaicos, afectando su desempeño y vida útil.
jueves 07 de agosto del 2025.- Con más de 10.680 MW de energía solar fotovoltaica operativa, Chile se mantiene como líder regional en capacidad instalada de energías renovables, según datos de la Comisión Nacional de Energía (CNE). Esta cifra continúa en ascenso, y se espera que para 2030 se duplique.
Sin embargo, este tipo de generación energética enfrenta un desafío al que debe prestarse atención: el soiling, que se refiere a la acumulación de polvo y partículas en los módulos fotovoltaicos, pudiendo reducir su rendimiento hasta en un 20%, dependiendo de factores como la frecuencia de limpieza, la inclinación del módulo, la época del año y el tipo de instalación.
El investigador del Solar Energy Research Center (SERC Chile), Douglas Olivares, señala que “el soiling puede ser más severo en contextos locales como los del norte de Chile, donde se combinan varios factores atmosféricos y geográficos. La presencia de camanchaca (neblina costera con alto contenido de humedad), junto con sales higroscópicas y polvo en suspensión, favorece la adhesión y cementación de las partículas sobre la superficie de los módulos. A esto se añade la cercanía de muchas plantas solares a zonas industriales, mineras o urbanas, lo que incrementa la carga de aerosoles y material particulado en el ambiente”.
De hecho, Olivares se ha dedicado a estudiar el soiling como un problema crítico para el desarrollo de la energía solar en zonas áridas, trabajo que ha realizado en conjunto con centros nacionales e internacionales y en la búsqueda de soluciones, cuenta que “actualmente, una de las estrategias más relevantes y operativas es el monitoreo en tiempo real del índice de soiling y de las condiciones climáticas locales. Esto permite optimizar los ciclos de limpieza de los módulos solares, ajustándolos a la tasa real de acumulación de polvo y evitando limpiezas innecesarias que puedan generar costos adicionales o desgaste prematuro”.
Además, el profesional precisa que se están desarrollando investigaciones enfocadas en mejorar la resistencia de los materiales frente a las condiciones extremas del desierto, tales como la alta radiación UV y el estrés térmico. “En particular, se estudian encapsulantes más durables y resistentes, que prolonguen la vida útil de los módulos”, aclara Olivares.
¿Cómo se puede reducir sus efectos?
Olivares, quien también es académico del Centro de Desarrollo Energético de la Universidad de Antofagasta (CDEA-UA), explica que “se están llevando a cabo proyectos que buscan abordar esta problemática desde una perspectiva estratégica y territorial”. Un ejemplo de ello es el proyecto que lideró, titulado ‘Ruta Solar e Hidrógeno Verde: una planificación estratégica para el desarrollo energético local’, el cual cuenta con el apoyo del Gobierno Regional de Antofagasta a través del Fondo Regional para la Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación (Fondo FRPD). Este proyecto tiene como objetivo generar información técnica y ambiental clave sobre el impacto del soiling en la generación de hidrógeno verde, una temática que ha sido poco abordada hasta ahora, pero que es crucial para la eficiencia y sustentabilidad de los futuros desarrollos energéticos en la región.
“El objetivo es visibilizar el soiling como un problema crítico que afecta directamente la rentabilidad de los proyectos solares, y que debe ser considerado en la planificación energética regional, particularmente en lo que respecta al rendimiento, mantenimiento y costos de operación de las plantas solares”, precisa el investigador.
Como explica Olivares “actualmente no existe una política pública específica dedicada exclusivamente al fenómeno del soiling, aunque el tema ha comenzado a cobrar mayor relevancia en el ámbito científico y técnico. Instituciones como el CDEA-UA, Atamos – Tec y SERC-Chile han impulsado proyectos orientados a comprender sus implicancias tecnológicas y económicas, visibilizándolo como una variable crítica en la operación de plantas solares en zonas áridas. Además, iniciativas financiadas por instrumentos regionales, como los fondos FRPD, están permitiendo generar evidencia para fundamentar futuras estrategias de mitigación».
Finalmente, el investigador SERC Chile concluye que “es fundamental que las plantas fotovoltaicas y sus operadores comprendan en mayor profundidad el impacto del soiling, ya que este fenómeno tiene implicaciones significativas en el rendimiento, la durabilidad y los costos operacionales de las instalaciones. Si no se gestiona adecuadamente, su efecto acumulativo puede impactar negativamente en la eficiencia y rentabilidad de los proyectos a lo largo de su ciclo de vida”.
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