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Chile

Así lo plantean los expertos Guillermo Donoso y el australiano Michael Young. La última gran reforma data de 1981 y sólo en 2005 se hicieron algunas modificaciones.

10 de Octubre 2012.- La distribución del agua en nuestro país resulta totalmente desigual. El norte, escasea de manera crítica, mientras que en el sur hay grandes reservas de agua dulce.

Actualmente, en Chile rige un código de aguas que data de 1981. Considerado en su minuto como innovador al desacoplar los derechos del agua de los del suelo, también permitía reasignar el agua una vez que ésta estuviera totalmente asignada al Estado.

“Actualmente, tanto la institucionalidad pública como privada presentan limitantes importantes. En términos comparativos, Australia resulta un muy buen ejemplo, pues enfrentó e hizo que el proceso de implementación de sus códigos y gestión de agua se fueran reformulando de manera de ir abordando las deficiencias que se iban presentando” cuenta Guillermo Donoso, profesor titular de economía agraria de la Universidad Católica.

¿La eficiencia es la clave?

Muchos afirman que la eficiencia es el gran mecanismo para preservar el agua. Sin embargo, históricamente los distintos usos (agricultura, doméstico e industrial) no consumen el 100%. Por ejemplo, del consumo de agua potable, vuelve una cantidad importante a los cauces de manera natural y también de manera artificial con sistemas que están en desarrollo. Esas devoluciones en ríos generan vertientes de las que vuelven a surgir caudales importantes. Si el modelo eficiente se aplica en la parte alta de un río, no es una buena idea, pues reduce el flujo de agua que corre hacia las demás zonas. Por lo tanto, los expertos plantean que se debe normar las zonas para aplicar planes de eficiencia.

Donoso fue uno de los oradores del foro “Gestión del agua: enfrentando la escasez”, que realizó la Red de Alta Dirección de la Universidad del Desarrollo. En la cita participó también el experto australiano Michael Young. Ambos plantean que Chile necesita hacer una reforma a su sistema de gestión de agua. De partida, haciendo un catastro sólido de la situación del país de situación hídrica, de extracción y de eficiencia, entre otros parámetros.

AUSTRALIA, EJEMPLO A IMITAR

Mientras Chile trabajaba en su código de agua, Australia se sumía en problemas a causa de la escasez de este recurso, situación que ha sido sostenida en el tiempo. Al punto en que 2008, 20 de los 23 ríos que alimentan la cuenca Murray-Darling, estaban tan secos que el flujo que llegaba al mar era sumamente bajo.

Pero Australia, a diferencia de Chile, fue perfeccionando su modelo de gestión de agua con varias reformas. Para detener la sequía, hubo cambios legislativos para que la cuenca fuera administrada en concordancia con intereses nacionales y no privados. En 2008 se aprobó un presupuesto para un proyecto a 10 años plazo, con el fin de revertir la situación y ya han logrado avances primero, comprando derechos de agua para evitar su explotación y con planes de eficiencia.

“Desde el año 1981 a la fecha se hizo sólo una en el año 2005 en Chile. Mientras que en Australia hay varias reformas. Todo conocimiento nuevo obtenido se integra a los instrumentos como un sistema de constante aprendizaje” sostiene Donoso.

Hay varias materias en las que el país debe trabajar, sigue el académico. Desde las definiciones básicas en adelante. “Debe haber un consenso en el lenguaje a utilizar. Por ejemplo, si hablamos de un bien público, esto significa una cosa para un abogado y otra distinta para un economista. Esto genera un constante choque entre las visiones, lo que redunda en un atraso en el trabajo multidisciplinario”. Donoso agrega que tampoco hay consenso en el diagnóstico de la situación y “esto no nos permite avanzar hacia mejorar la gestión, porque no estamos de acuerdo en cuál es el problema”.

DUDAS PENDIENTES

El proyecto estrella de Australia, que se llama “Water for the future”, consideró el 50% de su presupuesto (U$6 mil millones) para la optimización de sistemas de regadío. Unos US$4 mil millones se destinaron a la compra de derechos de agua, de los que una parte va a necesidades medioambientales.

“Para asignar un recurso escaso, se debe eliminar la fuente del problema de sobre extracción, que es el libre acceso, y por lo tanto, dar exclusividad de uso a ciertos agentes”, explica Donoso. Lo que falta resolver es quién debe controlar el sistem

Fuente
Portal Minero