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Chile

Tras años de estancamiento, la prosperidad llegó a este pequeño pueblo costero de la Segunda Región de la mano de la mediana y pequeña minería. Hoy, su bonanza económica se visualiza en calles repletas de autos nuevos, la reducción de la pobreza, y las buenas cifras de empleo. Talón de Aquiles: Falta de construcción de viviendas, lo que ha llevado a varias "tomas" de terrenos y a arriendos "disparados".  

09 de Julio de 2012.- Mucho tiempo pasó para que la tranquilidad financiera volviera a Taltal, una pequeña ciudad costera ubicada a 210 km. al sur de Antofagasta y que durante el auge del salitre en el siglo XIX llegó a tener cerca de 30 mil habitantes, más del doble que en la actualidad.

La tradición minera del pueblo, que ha vivido desde siempre de la explotación del salitre, antes, y del cobre, ahora, da cuenta de altos y bajos, pero para su fortuna, hace ya más de siete años que goza de un buen precio del rojizo mineral, lo que ha traído consigo una bonanza económica que se advierte con solo caminar por sus calles limpias y empapadas de historia y muy transitadas, como pudo constatar "La Segunda Sábado".

Hoy las antiquísimas construcciones de pino oregón, herencia del boom del salitre, se encuentran rodeadas de una cantidad considerable de automóviles, que se transforman en el botón de muestra del buen momento que vive el pueblo. "Los vehículos son un indicador fundamental para notar el desarrollo de Taltal, el pueblo se ha llenado de autos por todas partes", señala Omar Acosta, dueño de un almacén del centro de la ciudad.

El alcalde de la ciudad, Guillermo Hidalgo, cuenta que Taltal entró en un período de depresión financiera el año '98, y que recién el 2005 se comenzó a evidenciar el repunte, y lo grafica con el hecho de que la gente que accedía a los programas de trabajo municipal (remunerados con el sueldo mínimo) eran más de 700, y hoy son sólo 60 personas.

Los índices de pobreza bajaron desde 47,1% a 10,2% entre los años 1992 y 2009, según datos de la última encuesta Casen.

48% de la actividad económica proviene de la pequeña minería

La pequeña minería se ha convertido en la principal industria de la zona, abarcando el 48% de la actividad económica de Taltal, según cifras municipales.

Además, la planta de procesamiento cuprífero José Antonio Moreno, de la Empresa Nacional de Minería (Enami), compra toda la producción de los cerca de 120 pequeños pirquineros de la zona, lo que genera una inyección cercana a los 4 millones de dólares mensuales a la economía de la ciudad, según explica Iván Pavletic, presidente de la Asociación Gremial Minera de Taltal.

El dirigente dice que la llegada de la planta José Antonio Moreno, en 1966, fue lo que le permitió a Taltal generar una industria firme en torno al mineral. Sostiene que esto les permite estar en "buen pie" en estos días, y según sus proyecciones, la situación económica en la ciudad no volverá a decaer, aunque baje el precio del cobre, porque los productores ahora saben hacer las cosas, pues, destaca, el ahorro y la inversión en maquinaria ha sido una tónica en los últimos años.

De acuerdo a datos de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), cerca de 90 pequeñas faenas mineras entregan mineral a la planta de Enami en forma regular. Además, en las cercanías del pueblo hay al menos una minera de tamaño medio, Las Luces, cuya producción, en finos de cobre, bordeó las 9.500 toneladas anuales en 2011.

En un comienzo la planta de Enami se ubicó alejada del centro de la ciudad, pero conforme pasaron los años, la urbanización comenzó a llegar hasta el lado norte del pueblo, terminando casi por rodear a la industria, explica Jorge Guerra, gerente de fomento de Enami Copiapó. Este fenómeno, sumado al aumento en la producción de cobre en la zona, que pasó de 7.700 toneladas en 2010 a 10.300 toneladas en 2011, ha generado que la planta deba trasladarse a otro lugar de la ciudad, para así aumentar su tamaño y dejar de intervenir en el plano urbano .

Las nuevas instalaciones -que demandaron una inversión cercana a los US$30 millones- se ubicarán en el sector sur-oeste del pueblo, y se espera que entren en funcionamiento a finales de 2013.

"Antes nunca iba a pensar en vender un vino gran reserva en el supermercado"

Un sector que se ha visto directamente beneficiado con el desarrollo minero es el comercio, ya que la mayor cantidad de dinero, más el aislamiento físico de Taltal -que se encuentra equidistante de Antofagasta y Copiapó-, han generado que los negocios del pueblo aumenten sus ganancias, como también que añadan a la oferta productos de mayor calidad y mejoren el servicio.

"Antes nunca iba a pensar en vender un vino gran reserva en el supermercado, pero ahora la gente está demandando mayor calidad en los productos", indica Rainero Perucci, dueño del supermercado Perucci, ubicado en el centro de Taltal.

Omar Acosta dice que las ventas de su almacén han crecido sostenidamente junto con la ciudad, con un ritmo de crecimiento de 3% anual aproximadamente.

También han crecido los sectores gastronómico y hotelería, porque la demanda turística está comenzando a aumentar en la zona. Este desarrollo se vio especialmente impulsado por el nuevo camino costero, que permite acortar en una hora el viaje desde Copiapó hacia Antofagasta, y ofrece una alternativa a la Ruta 5.

Hace 40 años Taltal estaba virtualmente fuera del mapa, ya que la Ruta 5 pasaba muy lejos de la ciudad, pero desde 2010 existe este nuevo camino que bordea la costa de Taltal llegando hasta Paposo, lo que ha permitido que más viajantes conozcan la ciudad.

Otro sector que ha mostrado avances es el transportista. Nelson Paredes, taxista de la ciudad hace 12 años, cuenta que muchos de sus colegas -calcula unos cien- han renovado sus autos. Y, dice además, los pasajeros no faltan, pese a que en el pueblo, la verdad, las distancias permiten llegar a casi cualquier parte a pie. "La gente ahora tiene dinero para tomar taxi, y lo hace", señala Paredes.

Paradoja: "Tomas" con auto a la puerta y TV satelital

Si bien los taltalinos con los que hablamos se declaran bastante optimistas, dicen que de todas maneras hay "deudas sociales" impagas. La principal: la falta de construcción de viviendas, lo que ha motivado tomas de terrenos en la periferia de la ciudad, y ha disparado los arriendos.

Rosa Espinoza (44) es dueña de casa y hace 5 años se vino a Taltal. Señala que siempre ha sido un tema el buscar arriendo, porque los precios son muy altos, superando los 200 mil pesos por casas muy pequeñas.

"Hace más de 10 años que no se construye nada en Taltal", admite el alcalde, quien manifiesta que existían proyectos en carpeta, pero que tras el terremoto de Tocopilla en 2007 y el de febrero de 2010, volvieron a quedar a la espera de nuevos presupuestos.

La paradoja es que en Taltal es posible ver una "toma" con casas prefabricadas, autos del año y antenas satelitales de televisión.

La Segunda
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