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Chile

Gracias a la implementación de tecnología de punta y bajo costo, habitantes de las caletas Sierra y El Sauce, ubicadas en la Cuarta Región, cuentan hoy con este recurso vital que hasta hace poco podía obtenerse solo de camiones aljibes.

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Lunes 11 de Diciembre de 2017.- Las caletas Sierra y El Sauce, situadas en la Región de Coquimbo, son las dos primeras del país cuyos habitantes tienen hoy una planta de agua potable desalinizada gracias al programa “Caleta de Agua”, de la Subsecretaría de Pesca (Subpesca). Esta iniciativa desarrollada entre la entidad gubernamental y la empresa Vigaflow, busca optimizar las condiciones de abastecimiento hídrico de caletas de todo el país, para mejorar así la calidad de vida y el desarrollo productivo de los pescadores artesanales. Los sectores fueron seleccionados por su gran aislamiento y porque sus condiciones de abastecimiento de agua y conectividad son precarias.

Caleta Sierra es una comunidad de pescadores ubicada cerca de Ovalle, a la altura del kilómetro 312 de la Ruta 5 Norte, y tiene una población estable de 50 personas que durante el verano aumenta a 100. Su economía está basada en la extracción de algas que luego son comercializadas como materia prima a China. Esta caleta, junto a El Sauce, es un modelo dentro de la zona porque trabaja un plan de manejo sustentable en conjunto con biólogos marinos para no agotar este recurso.

En el pasado, el agua potable llegaba a través de un camión aljibe desde Ovalle. Cada 15 a 20 días recibían 500 litros por familia, lo que era muy limitante, ya que no cubría todas las necesidades de la población. Para lavar ropa o bañarse, por ejemplo, debían utilizar agua de la quebrada, que es salobre. Y cuando el agua no alcanzaba o el camión no llegaba, los habitantes debían ir a comprar agua al pueblo. Hoy la realidad es diferente: gracias a las plantas desalinizadoras inauguradas recientemente, tienen al menos 90 litros de agua potable por persona a la semana, tres veces más que la ofrecida por el camión aljibe.

“Esta agua se produce con la misma tecnología que la del agua purificada. Es osmosis inversa, pero en vez de purificar agua de la llave, se saca del mar”, explica el gerente general de Vigaflow, Ivo Radic. El ejecutivo de la empresa que se adjudicó la licitación para instalar las plantas desalinizadoras en estas caletas considera que la posibilidad de ampliar estos beneficios a otros poblados costeros es enorme.

Y aunque la iniciativa es muy positiva, hay barreras que superar. “En primera instancia el desconocimiento, ya que a muchos les cuesta creer que el agua de mar pueda transformarse en agua pura. En segundo lugar y más importante, es la normativa vigente, que debería eximir a plantas pequeñas de los requerimientos como hacer estudios de impacto ambiental o pedir concesiones marítimas para extraer el agua y devolver al mar el concentrado”, señala Radic.

Además, existe la falsa creencia de que esta tecnología es cara. “Incluyendo el consumo de energía, insumos, filtros y mano de obra para la mantención, el m3 de agua desalinizada cuesta menos de US$ 1. Y el costo total de una planta de este tipo no supera los $80 millones”, asegura el ejecutivo.

Junto con esto, si bien Vigaflow se preocupa del mantenimiento de las plantas durante un año, éstas están diseñadas para que los mismos pescadores las puedan operar y realizar las mantenciones mensuales como un cambio de filtro y revisar los niveles de cloros, detalla Radic.

“La tecnología está y es fácil de operar, solo hay que implementarla”, dice el ejecutivo. Y añade: “gracias a estas plantas no sólo estamos resolviendo los problemas relativos a la escasez y a la mala calidad de agua que tantas personas deben enfrentar a diario. También los estamos instando a utilizar adecuadamente este recurso para poder garantizar su existencia y desarrollo futuro”, concluye.  

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