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Argentina

20 de Abril de 2012.- Ing. Héctor Velázquez Álvarez - Ingeniero de Minas. Cuando DIARIO DE CUYO tituló como un hecho inédito, la noticia de que en la provincia de San Juan un grupo empresario nacional había decidido invertir en el sector minero para avanzar en la explotación del Proyecto Jagüelito, en el Valle del Cura, departamento Iglesia, no pude dejar de reconocer que la minería conceptualizada desde un profundo pensamiento nacional, había dado un paso importante. Y esta importancia que bajo ninguna condición intenta oponerse tanto al arribo del capital como las empresas extranjeras no deviene de un pensamiento abstracto, surge, porque cualquier empresa minera nacional por muy modesta y pequeña que sea, jamás dejará de ser la más importante para un modelo de desarrollo minero y para un proyecto de país.

A partir de este hecho, estimo que hemos comenzado a torcer esa especie de dualidad que traducía en un hecho inédito, que nuestro empresariado nacional no contara con ningún grado de protagonismo en la explotación de nuestro recurso minero metalífero y que hacía inédita también, la circunstancia de que la Argentina representaba el único país, donde la inversión como la operación de proyectos metalíferos, parecía formar parte de un privilegio al que solo podían acceder los capitales y empresas extranjeras.

Jaguelito con reservas de solo 350.000 onzas de oro (Veladero tiene reservas de 11,4 millones de onzas), representa un proyecto de pequeña minería. Una minería, que en forma general esta representada tanto por la actividad minera metalífera como la no metalífera y una minería que como actividad, desde la envergadura que representa cualquier escala productiva reconoce a tres grandes sectores: el sector de la gran minería, el sector de la mediana y pequeña minería y el sector de la minería artesanal. 

He querido hacer una deliberada mención a esta situación, porque con excepción del legítimo derecho con que cuentan nuestros pueblos para decidir el impulso y desarrollo de toda su potencialidad productiva, la verdad es que cualquiera sea dicha elección, esta decisión no puede desconocer que vivimos en un mundo ampliamente integrado y vigorosamente globalizado.

En este contexto y desde la propia contradicción que genera el desarrollo - subdesarrollo, no se puede desconocer que el mundo desarrollado no cuenta en la actualidad, con un recurso minero que en cantidad y calidad le permita sostener el avance social, económico, científico, productivo y militar que lo caracteriza, pero tampoco se puede desconocer, que es el mundo subdesarrollado quien posee la mayor reserva de recursos naturales que existen en el planeta. Tal es así, que los recursos minerales podrían contribuir a resolver sin grandes dificultades, los problemas que hacen estructuralmente a su falta de crecimiento y desarrollo y a las dificultades que genera el atraso, la pobreza y la marginalidad. 

En este escenario mundial muchas son las teorías que intentan definir, cuál es el modelo que en nuestros países debería representar de la mejor forma, la idea de un proyecto minero nacional, y no deja de sorprenderme por su claridad, aquel que postula que cualquier proyecto de desarrollo productivo definido como política de Estado, es aquel que plantea como objetivo fundamental el desarrollo de sus Pymes.

Esta definición que cuando se refiere a las Pymes pareciera ser discriminatoria respecto a la las grandes empresas, cuenta con su sustento y una clara explicación. En todos los países subdesarrollados, el desarrollo de las grandes empresas sólo se acomete desde cualquiera de las tres decisiones políticas posibles: dicha empresa adquiere el carácter empresa estatal, de empresa mixta o de empresa extranjera. 

Desde esta perspectiva quiero celebrar la decisión asumida por este grupo empresario nacional, porque aún reconociendo el enorme aporte que como experiencia inédita y pionera representará la puesta en operación de Jagüelito, tengo la sensación de que nuestra minería comienza a hacerse grande.

Por esta razón y desde el ideario de una minería pujante, fecunda y nacional, estimo que no alcanzan las afirmaciones de aquellos que conociendo la enorme potencialidad de nuestro recurso minero, apuestan al desafío de proyectar a la Argentina tan solo, como un país con minería. Necesitamos, concebirnos como una Argentina minera. Necesitamos, defender la idea de un país minero y de un proyecto minero nacional que postule desde un desarrollo integral, la definitiva consolidación de un polo minero industrial y de una estrategia de crecimiento y desarrollo regional y nacional. 

Estoy seguro que ese será el momento, en que comenzaremos a hacer realidad el desarrollo tecnológico e industrial que nos impide caprichosamente avanzar hacía adelante y estoy convencido, que ése será el instante, en que desde la cultura del esfuerzo, del trabajo y la producción seremos capaces de ir acicalando esa Argentina prospera, fecunda, justa y solidaria que anhelamos dejar como legado a nuestros hijos, a nuestros nietos y a todas las generaciones futuras (Diario de Cuyo). 

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