Museo Mineralógico, entre el olvido y el futuro

Chile

26 de Enero de 2011.- Buscando panoramas para este verano 2011, comenzamos a realizar un recorrido por el centro de Copiapó, y en una de las tantas esquinas, entre estacionamientos y vegetación, nos encontramos con el Museo Mineralógico, entidad dependiente de la Universidad de Atacama. Al interiorizarnos de su historia descubrimos que este es uno de los más completos del mundo y se encuentra dentro de los 5 más importantes de su tipo en todo el orbe. Con más de 2.350 muestras en exhibición, el museo busca entregar al visitante un recorrido por la conformación mineralógica del planeta, en general, y por parte de la historia minera de nuestra región.

Si bien la idea original viene desde el año 1860, en una primera etapa, y desde 1932, en una segunda, sólo a contar del 07 de diciembre del año 1980, se puede decir que el museo existe como tal, con un edificio destinado exclusivamente a presentar al público las distintas muestras de minerales, sus características y sus orígenes. Punto aparte lo conforman los distintos meteoritos, caídos en distintas partes del mundo, y que también se encuentran en exhibición en este lugar.

La realidad: Pese a lo relevante que puede ser el contar con uno de los pocos museos mineralógicos del planeta, no más de 5 personas estaban en su interior cuando recorrimos sus instalaciones. Lo anterior pese a que la entrada más cara no va más allá de $ 500.­ y que se encuentra en pleno centro de la capital regional.

Si usted lo visito hace 30 años, cerca de su inauguración, se va a percatar que no han existido cambios en las instalaciones, más bien en la actualidad se va notando el paso y el deterioro ocasionado por el tiempo. Claramente sus encargados, cuentan con más mística que con presupuesto.

Ocasionalmente nos enteramos que luego de todos estos años de existencia (más de 30), recién se tiene estimado entregar un presupuesto cercano a los 15 millones de pesos, para su mantención. El futuro: Resulta prácticamente impresentable que en una ciudad donde se habla de grandes inversiones mineras y donde muchos realizan grandes discursos regionalistas, poseamos un lugar que pasa prácticamente desapercibido. Los mismos asistentes al museo, nos destacan lo importante de la muestra, de lo relevante de la información que se entrega y de “como esto no es apoyado por los propios copiapinos”.

El futuro de este relevante lugar se ve incierto, la falta de recursos, de mantención, de difusión, de apoyo y de valoración de parte de todos quienes conforman la sociedad Atacameña, nos muestra una vez más que en la práctica no poseemos una identidad regional. De lado quedaron los discursos y ofrecimientos del día en que se inauguro el museo, en la actualidad nos encontramos con dependencias que ni siquiera cuentan con un computador y mucho menos con una página web que les permita dar a conocer sus múltiples virtudes.

Sin lugar a dudas esto paso, de nota veraniega, a un llamado de atención, no sólo para quienes vivimos en Copiapó, si no que para todos los que están ligados al mundo de la minería y que tienen en estas dependencias una instancia de historia y de valoración de dicho sector productivo.

“Resulta incomprensible que se esté pensando en la construcción de un nuevo museo dedicado a la minería, cuando ni siquiera somos capaces de mantener lo que tenemos”, nos destaca uno de los visitantes al lugar. La invitación: Pese a lo realista en lo que se convirtió esta nota, la conclusión final es a que, como parte de los panoramas de este verano, nos dediquemos un tiempo para conocer un poco más de las grandes riquezas de Atacama, la invitación es para que en familia recorramos los dos niveles del museo, conozcamos las distintas clasificaciones de los minerales, disfrutemos de muestras únicas en el mundo y nos interioricemos de todo lo que esta tierra Atacameña tiene para ofrecernos. Usted puede visitar el Museo Mineralógico de lunes a viernes de 10:00 a 13:00 y de 15:30 a 19:00, los días sábado de 10:00 a 13:00 horas. El resto dejémoslo en manos de quienes deben velar por el rescate de nuestro patrimonio y de nuestra historia (Diario Chañarcillo).

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