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Chile

Cuando tenía sólo ocho años, el abogado de Codelco Chuquicamata, Patricio Novoa, envió una carta que la poetisa atesoró entre sus recuerdos más preciados

Jueves 17 de Enero de 2013.- Lo más probable, es que todo haya ocurrido en una fría mañana, típica del sur de Chile en víspera de fiestas patrias. Seguramente la lluvia rebotaba en el viejo techo de zinc, confundida con el viento, la estufa a leña y el entrañable olor a humedad de las parkas azules, colgadas en los percheros de madera desteñida al final de la sala.

Patricio no lo recuerda con exactitud. No en vano han pasado cincuenta y nueve años desde que una anónima profesora de cuarto básico, le pidió a sus alumnos de la Escuela Huequén, escribir nada más y nada menos, que una carta dirigida a la entonces Premio Nobel del Literatura Gabriela Mistral.

Para muchos una figura inalcanzable. No para la inocencia de Patricio Novoa y sus compañeros de la pequeña escuelita que estaba cerca de Angol, en pleno corazón de la Araucanía.

La carta

Corría el lejano 17 de septiembre de 1954. Cinco de las misivas llegaron hasta las manos de la poetisa y una, hace poco, fue rescatada por su autor, quien había olvidado este episodio y por casualidad, gracias a la tecnología, descubrió que su carta está en los archivos de la Biblioteca Nacional de Santiago.

Hoy, Patricio Novoa Pezo, es abogado de la Consejería Jurídica de la División Chuquicamata y oriundo de Huequén. Escribió la misiva cuando tenía 8 años. “Yo hice la carta y me imagino que Gabriela Mistral la recibió y la guardó, porque cuando ella murió la encontraron entre sus efectos personales. Yo no me acordaba de esto hasta que la encontré en internet”, comentó.

Tan grande fue el impacto que causó este descubrimiento en la familia y sus amigos, que poco a poco Patricio Novoa dimensionó el valor de su acción. La misiva tuvo como propósito invitar a la poetisa a visitar la localidad, hecho que no se concretó. “Nosotros vivimos en un pueblecito chico al lado de Angol y si usted puede venir hasta acá nos alegraríamos mucho. Este pueblo no es elegante y nosotros somos niños pobres, pero sabemos que usted quiere a los niños pobres. Si usted puede venir le deseamos que llegue muy bien”, señala un extracto de la carta, que estremece por su inocente emotividad.

Seguramente, estas letras no pasaron inadvertidas para Gabriela. Y aunque su viaje nunca se concretó, ella atesoró para siempre la carta de Patricio. “Que una premio Nobel de Literatura haya recibido una carta escrita por mí, un abogado del montón y la haya guardado, me hizo dimensionar lo importante del tema y más aún el que la encontró le dio gran valor, lo que hizo que esté hoy en los archivos de la biblioteca”, explicó el profesional.

Ceremonia

Tras conocerse el hecho, Patricio Novoa se contactó con el director de la escuela, a quien costó convencerlo de que no se trataba de una broma ni engaño. “Tuve que llamarlo varias veces. Cuando lo conocí en persona me comentó que lo habían estafado, entonces con esa experiencia y que después alguien lo llame del norte y le cuente de una carta a Gabriela Mistral, estuvo reacio en un comienzo hasta que se la envié. Él buscó en los registros de la escuela, encontró mi nombre como alumno de cuarto básico y cuando me creyó surgió la idea de hacer un acto”, expresó el profesional.

En la ceremonia, una profesora, con tono poético, leyó la carta a todas las personas que se encontraban en el patio del establecimiento. Allí Patricio Novoa encontró el verdadero sentido de la misiva, que sin duda, le generó diversas emociones, que fueron compartidas por sus familiares, amigos y ex compañeros de escuela.

Patricio Novoa destacó que si la carta está en la Biblioteca Nacional es “por mérito del establecimiento. Yo fui un instrumento ya que es la escuela de Huequén es la que figura en la Biblioteca Nacional”, concluyó.

 

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