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Chile

Hijo de minero, Salas poco a poco escaló posiciones en el mundo gremial. Su cercanía con la presidenta Bachelet y su capacidad de dialogo, conformarían el grueso de su capital para asumir el máximo cargo del empresariado.

Jueves 15 de Enero de 2015.- Como una "sandía calada", que permitirá repuntar el alicaído momento que enfrenta el empresariado, así como el debate de las reformas políticas, ven a al actual timonel de la Sonami, Alberto Salas, sus pares de cara al que probablemente será su nuevo desafío desde abril: la presidencia de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC).

Su perfil no confrontacional, pero directo, y su llegada con la Presidenta Michelle Bachelet también lo apoyan. "Es un representante que no genera desconfianzas, por lo que al menos garantiza que será escuchado", dicen en la industria.

En efecto, la relación entre Salas y Bachelet es uno de los principales activos que posee en dirigente minero, tomando en cuenta que están en veredas políticas distintas. Esto se ha planteado en varias invitaciones a sus giras internacionales.

Como anécdota, a nadie dejó indiferente las fuertes carcajadas que a fines de agosto salían desde la mesa de honor de la cena de la Sonami, que estaba encabezada por la Jefa de Estado y junto a ella estaban Salas y otros representantes de la industria.

"Su capacidad de dialogo y para llegar a acuerdos contribuirá sin dudas a solucionar los problemas que enfrenta hoy el sector empresarial, reactivando su alicaída imagen", aseguró la ex ministra de Minería, Karen Poniachik.

La ex autoridad también destacó la forma en que el dirigente puede replantearse una posición, como -dice- sucedió durante su gestión en temáticas como la mayor incorporación de la mujer en la industria, dado que frente a una postura inicial contraria, terminó siendo un gran impulsor de este proceso.

Por sobre una solidez en materias económicas, se le destaca su manejo de las habilidades blandas. Ha sabido aprovechar los espacios que ha ido ocupando para generar redes políticas y empresariales, a nivel nacional e internacional.

Por ejemplo, como parte del comité ejecutivo de la CPC ha podido tender lazos con el mundo político, no solo con los ministerios sectoriales, sino que incluso con Hacienda.

Desde esa vereda, de hecho, le valoran que su agenda sea netamente gremial y, más que colocar problemas, busca llegar a soluciones.

"Alberto es una persona con la que es muy fácil trabajar, independiente de quién sea el presidente de la República", dice el ex ministro de Minería Santiago González.

Agrega que Salas se caracteriza por estar siempre disponible ante las contingencias. En varias oportunidades, cuando enfrentaban problemas con asociaciones mineras, el dirigente gremial no tardaba en llamar personalmente a la asociación e intentar solucionar el problema.

Otros destacan el trabajo que ha hecho en la Sonami. En la industria relatan que cuando surgió el Consejo Minero, el gremio de Salas se veía con una posición más política que gremial. Con la llegada de Alfredo Ovalle y del propio Salas, se comenzó a cambiar esa orientación.

"Alberto ha logrado crear buenas relaciones con pequeños, medianos y grandes mineros. Ha logrado aglutinar a un sector diverso y complejo bajo una mirada de agenda común", dicen en la industria.

El presidente ejecutivo del Consejo Minero, Joaquín Villarino, valora que Salas pueda eventualmente ocupar la presidencia de la CPC. "Es un muy buen representante de la minería, industria que conoce muy bien desde adentro", dice.

Desde la faena

Una foto en blanco y negro ilustra el génesis de la relación de Salas, que nació en Copiapó y vivió en Paipote, con la minería. En ella aparece a los cuatro años en medio de una faena de Copiapó, vestido con una jardinera y con una picota en sus manos.

Hijo de minero, su padre solía llevarlo a las operaciones que gerenciaba como ejecutivo de Enami, firma donde él hoy es director en virtud de su cargo en la Sonami.

Aunque su llegada a la minería era obvia, trató de diferenciarse. Junto a su primo Hugo Salas tuvo su primer emprendimiento, entregando a la estatal minerales que extraían de pertenencias que arrendaban y así fue escalando hasta su posición actual en la que es director de varias empresas de capitales canadienses.

Hace unos meses, Salas recibió la medalla al mérito del Instituto de Ingenieros de Minas. Quienes lo acompañaron ese día recuerdan que estaba muy emocionado por ese reconocimiento, que antes recibieron otros ejecutivos, como Diego Hernández.

Sus cercanos califican a Alberto Salas como un hombre encantador, apoyado en su afición por la música clásica, en particular por Bach, y su gusto por la fotografía, afición en la que es autodidacta y que aprovecha de cultivar en sus habituales viajes a distintos países y que incluso le valió captar en Sydney y cual paparazzi, a la estrella del pop Lady Gaga.

Salas es un asiduo visitante de París, ciudad donde tiene un departamento y en la que especialmente le gusta pasar la fiesta de Año Nuevo. A esto se suma una actividad menos conocida como coleccionista de monedas de América Latina de las cuales posee más de cuatro mil unidades.

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