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Argentina

Los vínculos del gobierno de la Presidenta Fernández con la estatal venezolana PDVSA han jugado un papel importante en las relaciones de ambos países.

Miércoles 09 de Julio de 2014.- La relación del Gobierno argentino con PDVSA, la petrolera estatal de Venezuela, uno de los grandes jugadores del mercado hidrocarburífero regional; ha sido uno de los principales ejes de la gestión energética de la Presidenta Cristina Fernández. La cercanía ha sido apuntalada por su Ministro de Planificación, Julio De Vido, quien a lo largo de los años tejió una excelente relación con los máximos directivos de la petrolera. Así, PDVSA jugó en el tiempo distintos roles en relación con el mercado argentino: desde financiar la venta de fuel oil para las usinas térmicas, hasta un eventual desembarco en el segmento del downtream –en 2006 sonaba como posible comprador del negocio de Shell en el país-, pasando por socio estratégico en algunos proyectos de infraestructura, como la construcción de una terminal regasificadora en Bahía Blanca que no llegó a concretarse.

En los últimos dos años, sin embargo, la conexión Buenos Aires-Caracas pareció enfriarse. En ese retroceso jugaron factores políticos generados en Venezuela, como la muerte de Hugo Chávez, principal impulsor de la integración entre ambos países, y otros de origen argentino, como el ascenso del ministro de Economía, Axel Kicillof, y del presidente de YPF, Miguel Galuccio, como hombres fuertes del sector energético, que optaron por definir agendas con otros prioridades.

Aún así, para De Vido, el cuidado de la relación con PDVSA sigue siendo vital. Prueba de eso es que instruyó a Walter Fagyas, presidente de Enarsa, la empresa estatal de energía, que avance en el estudio de una iniciativa offshore al sur del país, en conjunto con la compañía venezolana. Se trata del proyecto Calamar, que fue perforado en los '90 por ExxonMobil, en la cuenca Malvinas. En total, se colocaron 20 pozos en un área a más de 25 kilómetros de la costa: uno de ellos fue descubridor de petróleo de la formación Springfiled, pero en cantidades que no justificaban su explotación comercial.

La concesión fue posteriormente revertida al Estado y heredada en 2004 por Enarsa, que pasó a controlar por ley todos los bloques de exploración offshore, entre ellos los involucrados en Calamar. 

Según comentaron a El Inversor Online fuentes cercanas a Enarsa, se apuntará a realizar estudios de sísmica en el área, y ya se trabaja también en un estudio de impacto ambiental. La iniciativa fue aprobada por el Directorio de la compañía estatal, que le asignó un presupuesto de USD 30 millones. “El pozo descubridor que perforó ExxonMobil arrojó reservas potenciales por 25 millones de barriles, que no permitían una explotación comercial del yacimiento. La intención es reestudiar el bloque con las tecnologías actuales”, explicaron las fuentes en la empresa.

La jugada que impulsa De Vido tiene, a su vez, una faceta defensiva. En los hechos, busca hacerse de herramientas para frenar una eventual avanzada de Kicillof y de Galuccio, que aspiran a quitarle la potestad sobre el offshore a Enarsa. Alegan que en 10 años la empresa presidida por Fagyas no logró impulsar ninguna inversión de peso en el Mar Argentino, ni concretó la licitación internacional de área marinas, que se viene postergando desde 2008. De hecho una de las primeras aaciones de Mariana Matranga –cercana a Kicillof- al mando de la Secretaría de Energía, fue una revisión de los permisos de exploración otorgados por el gobierno argentino, y recabar los asignados por las provincias petroleras dentro de las 12 millas de plataforma continental.

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