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Bolivia

Expertos coinciden en que las entidades destinadas a impulsar el avance de la industria minera en Bolivia no han sabido encarar el problema y no han planteado políticas a largo plazo.

Jueves 02 de Abril de 2015.- La actividad minera de Bolivia sobrevive gracias a los yacimientos explorados hace muchos siglos atrás, aseguran experto del país altiplánico quienes indican que con el actual Gobierno la minería se encuentra estancada por falta de nuevas inversiones en exploración y, por consiguiente, las condiciones jurídicas para que ello ocurra en el plazo inmediato es incierto.

El experto en temas mineros Henry Oporto, detalló que “el problema principal es la falta de inversión que se arrastra por varios años. Lamentablemente esta situación acompaña al actual gobierno de Evo Morales. El último proyecto de exploración minera reciente fue la que se iniciaba en Malku Qota (Potosí) y eso fue  intervenida el 2012 y quedó actualmente en nada. Entonces si no hay inversión no habrá exploración y menos nuevas reservas", según consigna diario El Día.

Por su parte, el investigador Pablo Poveda, en su libro "La  veta del conflicto, ocho miradas sobre conflictividad minera (2010-2014)", destaca que la producción nacional de minerales (al 2013) ha superado el millón de toneladas anuales de los cuales el 73% corresponde a la gran minería privada, un 22% a  las cooperativas y un 5% a la estatal Comibol.

A juicio de los expertos, a través de la Comibol (Corporación Minera de Bolivia) y las entidades descentralizadas como FOFIM y Sergeomin están lejos de encarar y avizorar políticas mineras a largo plazo. Sostienen que la gran minería privada, se encuentra en la incertidumbre de constantes amenazas de toma de minas y avasallamiento, lo cual hace prever un estancamiento mayor hacia una minería más tecnologizada y desarrollada dicen los consultados por El Día.

El economista boliviano Armando Méndez afirma que actualmente hay una alarmante declinación de la producción minera en el país por la ausencia de la exploración de nuevas minas que reemplacen a las ya agotadas. "Somos un país que no gozamos de la confianza de la inversión extranjera por la ausencia de seguridad jurídica, crónicos problemas sociales, ausencia de política mineras realistas y alta inestabilidad funcionaria", puntualiza.

El autor del libro "Incierta Minería”, Jorge Espinoza, agrega que las reservas mineras de un país se determinan realizando trabajos de exploración, aspecto en el que Bolivia está en tremendo déficit desde hace muchas décadas atrás. "En cuanto a proyectos grandes, luego de 1952 solo entraron en operación las minas Kori Kollo (1984) y San Cristóbal (2007), que introdujeron la minería masiva a cielo abierto. En otros países la puesta en marcha de este tipo de operaciones es rutinaria", señala.

Por su parte, el investigador en tema energético José Padilla, considera que el actual estancamiento de la minería, se debe a la falta de políticas de Estado. "Con la actual Ley Minera 1333, si bien se habla de inversión en exploración, en los hechos tiene muchas trabas. El problema es que la ley la convierte muy burocrática cualquier posibilidad de nuevas inversiones al hacer inherente toda iniciativa a la licencia ambiental. Dicho trámite por lo menos requerirá dos años. Esos aspectos, en lugar de motivar nuevas inversiones, las estanca", dijo.

La publicación del medio boliviano asegura que en la actualidad San Cristóbal es la inversión más grande de la historia minera del país. En la década del '90 Inti Raymi para ampliar su producción en su mina Kori Kollo invirtió USD 160 millones. En tanto Comibol, luego de la nacionalización de las minas de Patiño, Hochschild y Aramayo, empezó a operar 24 minas, que por diversos motivos (especialmente la caída de precios) fueron cerrando paulatinamente. "Debido a las cambiantes e incoherentes políticas mineras, que no privilegiaban la exploración, no puso en marcha una sola mina nueva", precisó Espinoza.

Marco Antonio Gandarilla, director del Centro de Documentación e Información Bolivia (Cedib), cuestiona el papel permisivo de la nueva Ley Minera, en la que el Estado en los hechos pierde el control al dejar suelta la actividad minera a expensas de las más de 1.600 cooperativas del país, cuyo desarrollo es precario en tecnología y seguridad laboral. A eso se suma el escaso rol protagónico que tiene ante las empresas transnacionales. "La política actual es permisiva con este tipo de inversiones rapiñas. En su momento denunciamos que la nueva Ley Minera alienta la presencia de testaferros que adquieren derechos mineros con fines especulativos", señaló.

Asimismo describe que la inversión extranjera se concentra en la etapa extractivista, busca de yacimientos de dónde extraer materia prima, la misma que es procesada industrialmente en los países de origen de las empresas transnacionales que finalmente adquieren el mineral. "Ellos controlan los precios y de este modo cada vez (como ocurre en el período actual de precios a la baja) adquieren más y más volúmenes de materia prima a cambio de menos dólares", puntualizó.

“Son los países quienes seducen a los inversionistas y no a la inversa”, dice Espinoza, al citar que  las empresas que harán exploración (que inicia el ciclo minero) cuentan con capitales limitados que los invertirán en los países que ofrezcan las mejores condiciones y en este sentido Chile y Perú, por ejemplo, anualmente han captado miles de millones de dólares. "Como Chile ha endurecido su sistema tributario, ahora Perú es el destino favorito de las inversiones mineras. La inversión extranjera para buscar nuevos yacimientos en Bolivia es nula", finalizó.

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