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Chile

La Cámara Chilena de la Construcción encargó un estudio a Alexander Galetovic y al ingeniero Cristián Hernández, quienes son tajantes: A los generadores existentes les convienen las trabas; los más perjudicados son los consumidores.

Jueves 04 de Julio de 2013.- Marchas, protestas; que el Convenio 169 de la OIT sobre pueblos originarios. Los trabas a los proyectos de generación eléctrica suman y sigue. Pero, ¿quiénes ganan con todas estas trabas?

La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) encargó un estudio al economista Alexander Galetovic y al ingeniero Cristián Hernández, cuyas conclusiones son categóricas: “A los generadores existentes les conviene que las inversiones estén trabadas”, afirman en su estudio llamado El costo diferencial de las alternativas de generación en el Sistema Interconectado Central (SIC).

Los expertos analizaron la industria y determinaron que los consumidores son los principales perjudicados cuando se impiden las inversiones en el desarrollo de centrales eléctricas en base a agua y carbón. Explican: “Si sólo se restringe el agua, el excedente cae en promedio en US$131 millones por año. Las utilidades de los generadores aumentan en US$53 millones y los costos ambientales en US$23 millones. El resultado neto es que el excedente social cae en US$284 millones”.

El estudio revela que si se restringen los proyectos en base a carbón, las magnitudes de los impactos son aún mayores. “El excedente de los consumidores cae en US$395 millones; las utilidades de los generadores aumenta en US$97 millones, y el excedente social cae en US$297 millones”, precisan los expertos.

De hecho, sostienen que trabar las inversiones provoca aumentos significativos en el precio de la electricidad, pudiendo llegar hasta más de US$160 MWh si el SIC se expande con diésel.

La expansión del sistema con este último tipo de combustible fósil no sería tan extraña. Durante los próximos años la desadaptación del SIC irá en aumento, y en ese caso la generación con diésel es la única alternativa a los racionamientos.

“Más aún, si tanto el agua como el carbón han sido blanco de los ambientalistas, sería curioso que el gas natural, también un combustible fósil, no enfrente al menos alguna oposición, más aún si la motivación de parte de la oposición es la extracción de rentas o derechamente la extorsión”, dicen los expertos en su informe.

Y añaden: “Por supuesto, el diésel no es más limpio que el GNL. Sin embargo, la experiencia sugiere que cuando un gobierno debe elegir entre diésel y racionamiento, su preocupación por la sustentabilidad ambiental pasa a segundo plano”.

FRENO AL GNL
El estudio también se pone en el escenario de eventuales trabas al desarrollo de proyectos de GNL. Tanto sería el impacto, que se compara como perder el gas natural argentino, que permitía costos un tercio más bajos que los que hoy puede entregar el sistema.

Las consecuencias de restringir el GNL y expandir el SIC con diésel son de otra magnitud. En efecto, Galetovic y Hernández precisan que relativo a la expansión eficiente con agua el excedente de los consumidores cae en US$2.298 millones. Por el contrario, las utilidades de los generadores aumentan en US$1.181 millones y el excedente social cae en US$1.115 millones.

“Nuevamente, los grandes beneficiados cuando se impiden las inversiones en agua, carbón y GNL son los generadores que ya tienen centrales con estas tecnologías. Pero (...) en este caso todos los generadores ya instalados se benefician con rentas ricardianas, incluso aquellos que generan con carbón o GNL”, sostiene el estudio.

EXPANSIÓN DE LAS ERNC
Los expertos destacan en su estudio que el combustible más barato  es el gas natural argentino, pero mientras el vecino país no lo exporte, la “expansión eficiente” del sistema debiera aprovechar el potencial hidroeléctrico.

“Con información detallada de los derechos de agua sin utilizar, concluimos que la hidroelectricidad puede agregar aproximadamente 75.000 GWh por año de energía a un costo monómico menor que el del carbón (aproximadamente US$85,5/MWh) y GNL (US$87,4/MWh). Por lo tanto, (...) el SIC debiera expandirse con hidroelectricidad por un largo tiempo (recuerde que actualmente el consumo anual de electricidad del SIC es aproximadamente 45.000 GWh)”, precisa el informe.

Sobre las Energías Renovables No Convencionales, son aún más categóricos: “La lección es que aumentar la cuota de ERNC implica una pérdida de bienestar y eficiencia, sea cual sea la tecnología de expansión del SIC. La razón es que las ERNC son caras y la contribución que hacen a mejorar la calidad del aire es muy baja, porque el SEIA y la norma de emisiones para centrales termoeléctricas ya se encargaron de reducir gran parte de las emisiones contaminantes locales”, remata el estudio.

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