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Chile

A un año del accidente que los atrapó por 69 días:

Tres de ellos no querían trabajar ese día. El ex futbolista Franklin Lobos estuvo a punto de ser aplastado por las rocas y otros intentaron salir sin éxito por la chimenea.

5 de Agosto de 2011.- "Pensé que el jefe de turno, 'Lucho' Urzúa, había hecho un tiro sin avisar. Partí a pelear con él, para reclamarle, cuando vi a todos bajando, porque se había caído el cerro". Así recuerda Omar Reygadas los primeros instantes tras ocurrido el derrumbe en la mina San José, que junto a 32 compañeros lo dejó atrapado por 69 días.

Ha pasado justo un año del accidente, y un grupo de los "33 de Atacama" decidió narrar por primera vez lo que pasó en el interior del pique tras escuchar el desplome y llegar al convencimiento de que no podrían ser evacuados de inmediato. "Estaba en una máquina cerrada y sentí una presión muy fuerte. Sentí que los oídos se me iban a reventar, como que los ojos se me iban a salir", relata Reygadas. El destino quiso que estuvieran ahí, aunque algunos ya habían tomado la decisión de partir por las escasas condiciones de seguridad en el mineral.

Uno de ellos era Mario Sepúlveda, quien llegó atrasado, porque ese mismo día pensaba renunciar. "Me iba a ir de la mina, pero a última hora decidí trabajar y entré cerca de las 11 horas". A las 8 AM habían ingresado 27 trabajadores del turno, y 45 minutos después lo hicieron cinco operarios de la empresa contratista Armamit.

Ese día fue especial para varios. Darío Segovia, en algo inusual, abrazó con firmeza a su esposa antes de salir y luego subió al bus que lo llevó desde Copiapó a la mina. Pedro Cortés había "carreteado" la noche anterior y no quería ir a trabajar: "Fui porque era el único operador y el otro casi nunca iba. A las 6 y algo pasó el bus". Mario Gómez, uno de los mayores, cuenta que "no iba a ir a la mina, iba a hacerme un examen para jubilarme. Estaba decidido, ya había trabajado demasiado". Pero la insistencia de su mujer y los bocinazos del bus lo obligaron a subir.

Ya en la mina San José, los trabajadores se repartieron por diferentes niveles para comenzar con la explotación.

Mario bajó hasta el nivel 900, donde operaba una máquina de extracción. Sentía muchos ruidos, pero siguió taladrando. "Hace rato que veníamos peleando por la mina. Muchos compañeros se habían ido, porque no querían morir aplastados", dice Sepúlveda.

Osmán Araya cuenta que alertó a su superior. "Bajó el jefe de mina, que era Carlos Pinilla (fue formalizado por el accidente en el que Gino Cortés perdió una pierna). Yo le dije: 'jefe, el cerro está crujiendo'. Me pegó un palmazo en la espalda y me dijo: 'no te preocupí, el cerro se está acomodando'. Ahí se desesperó, salió, fue a hablar con Franklin Lobos para decirle que bajara unos cajones con colaciones que había en el taller y unos cajones con frazadas. O sea, ya veía que podía pasar algo".

Bomba sin ruido

En el fondo, cerca de las 13.40, todos sintieron el estruendo.

A Mario Gómez y Víctor Segovia, la fuerte corriente de viento que generó el impacto les apagó los motores de los vehículos que manejaban.

"Era un viento que nos empujaba. Yo no sabía qué era. Se nos taparon los oídos, todos corrieron hacia arriba del cerro para escapar", relata el boliviano Carlos Mamani.

Después todo fue polvo y cientos de piedras cayendo en la rampa. Urzúa, Reygadas, Florencio Ávalos, Mario Sepúlveda y Mario Gómez tomaron una camioneta Toyota y empezaron a recoger a todos sus compañeros. Unos colgando, otros amontonados en la parte trasera del vehículo. Llegaron al refugio en donde trataron de usar el citófono, pero no había señal.

Carlos Barrios, Raúl Bustos y Carlos Bugueño treparon por las chimeneas varias veces buscando la salida. "Pensamos que estaba sólo con piedras, por eso esperamos que bajara el polvillo. Llegamos hasta con una grúa, pero la chimenea estaba tapada. En los primeros minutos pensamos que era un derrumbe normal", precisa Pedro Cortés.

Pero al pasar los minutos, muchos supieron que la situación era grave. "Me quedé para adentro, se me empezó a acelerar el corazón", dice Samuel Ávalos. Estaba junto a Jimmy Sánchez, el menor del grupo. "Comenzó a asustarse y yo le tuve que gritar para que se calmara", dice Ávalos.

Conflicto

Los "33", rápidamente comenzaron a organizarse para resistir el encierro, aunque no exento de polémicas. "El segundo día, el jefe del grupo (Luis Urzúa) se sacó el casco y dijo 'aquí no hay más jefe'. Así que todo lo decidíamos entre todos, y menos mal, porque si no hubiéramos salido 32 de la mina", bromea Omar Reygadas, quien ya a un año del encierro comparte con tranquilidad durante sus charlas uno de los episodios más tensos que vivió en el prolongado encierro.

Recuadro :

­ 1.077

personas participaron en el rescate, que culminó en octubre del año pasado.

­ 7.586

litros de petróleo al día utilizaron los tres planes de rescate en la mina.

­ Un acto ecuménico

A las 12.30 horas comenzará el acto ecuménico con el cual los mineros recordarán un año del accidente, en la iglesia Nuestra Señora de La Candelaria de Copiapó. El oficio estará encabezado por el obispo de Copiapó, monseñor Gaspar Quintana, y se espera un discurso de Luis Urzúa, el jefe de turno.

A las 14 horas se realizará otra ceremonia en el Museo Regional de Atacama, en donde el Presidente Sebastián Piñera entregará el famoso mensaje escrito en una hoja de cuaderno ("Estamos bien en el refugio los 33") y estará la cápsula Fénix 2, en la cual los mineros fueron rescatados.

Ahí tomarán la palabra el Presidente y el autor del papel, José Ojeda. Esos detalles fueron afinados en una reunión de coordinación que sostuvieron en Copiapó 17 de los 33 mineros con Cristián Barra, asesor del Ministerio del Interior.

­ La voz de los protagonistas

"Todo fue polvo y cientos de piedras cayendo en la rampa. Como por tres horas. Con Urzúa, Reygadas, Florencio Ávalos y Sepúlveda tomamos una camioneta y empezamos a recoger a todos los compañeros".

MARIO GÓMEZ

­ "Iba a recoger a mis colegas para sacarlos a la colación, cuando cayó una roca a mi lado. Bajé, y cae otra. Si me demoro 5 o 10 segundos más en reaccionar, estaría ahora abajo del planchón".

FRANKLIN LOBOS

­ "Intentamos subir por la chimenea. La primera parte tenía escalera, la segunda ya no. En esa área quemamos neumáticos y buscamos diversas salidas. Varios treparon por la chimenea, pero no hubo caso".

OSMÁN ARAYA

­ "Caminamos hacia arriba y nos encontramos con el camión de Franklin Lobos y Jorge Galleguillos. Ahí todavía no sabíamos que había una roca. Seguimos subiendo, y nos encontramos con una muralla muy grande".

CLAUDIO YÁÑEZ(El Mercurio).

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