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Internacional

El Tratado Espacial de Naciones Unidas de 1967 prohibe expresamente la propiedad de otros cuerpos celestes a los gobiernos de la Tierra. Pero las administraciones estadounidenses siempre insistieron que eso no es aplicable a empresas privadas y a derechos de minería.

Lunes 25 de Febrero de 2013.- Alentado por las nuevas tecnologías espaciales, una creciente flota de cohetes comerciales y el vasto potencial de generar riquezas, un grupo de empresarios anunció que en las próximas décadas desarrollarán actividades mineras en los miles de asteroides cercanos a la Tierra.

La nueva empresa, Deep Space Industries (DSI), no es la primera en este campo ni tampoco la mejor financiada. Antes de 2015 se iniciará la prospección utilizando sondas en miniatura del tamaño de una laptop. “Usando tecnología de bajo costo y combinando el legado del programa espacial estadounidense con las innovaciones aportadas por jóvenes genios de la alta tecnología, lograremos hacer cosas que habrían sido imposibles hace apenas unos pocos años”, expresó Rick Tumlinson, el presidente de la empresa.

Valor agregado

Hay aproximadamente 9.000 asteroides “cercanos a la Tierra” que contienen varias clases de recursos que los empresarios consideran valiosos desde el punto de vista económico.

En algunos asteroides es posible encontrar elementos como oro y platino. Pero si en algún momento se desarrolla la “economía” espacial, el agua, el sílice, el níquel y el hierro tendrán enorme importancia.

Es posible extraer agua para aprovechar su hidrógeno (combustible) y su oxígeno (necesario para la vida del hombre en el espacio), en tanto que el silicio puede ser empleado en los sistemas de energía solar, y el níquel y el hierro serán útiles para la industria en el espacio.

Sonter, consultor australiano en minería y especialista en asteroides, señaló que hay de 700 a 800 asteroides cercanos a la Tierra en los que es más fácil descender que en la luna.

Nave

La nave de prospección del DSI se llamará “FireFlies”, en referencia a la polular serie de televisión de ciencia ficción que lleva ese nombre.

La FireFlies viajará en cohetes que trasladarán satélites de comunicación o instrumentos científicos, y estarán diseñados con sus propios sistemas de propulsión.

Suena a ciencia ficción, pero el ejecutivo David Gump aseguró que la tecnología está evolucionando tan rápido que la economía espacial podría muy pronto convertirse en realidad. El paso lógico es aportar recursos de otros sitios que no sean la Tierra para abastecer a las aeronaves y mantener con vida a los viajeros.

Costos

Sucede que el aspecto más costoso del viaje espacial es atravesar la atmósfera de la Tierra. El 90 por ciento del peso levantado por un cohete que manda una cápsula a Marte corresponde al combustible. Gump aseguró que la exploración de Marte resultaría mucho más barata, y más eficiente, si parte del combustible pudiera cargarse en la ruta.

Aunque hasta el momento hay poca competencia en el campo de la minería de asteroides, DIS enfrenta algunos grandes obstáculos.

La primera empresa que anunció sus planes de prospección en asteroides fue Planetary Resources Inc.

Este grupo está respaldado por grandes inversores como Larry Page, Ram Shriram y Eric Schmidt, de Google, el director de cine James Cameron. DSI, por su parte, sigue buscando financiación.

Si bien estos potenciales empresarios espaciales confían en poder reclamar los recursos que encuentren más allá de la Tierra, hay importantes temas legales aún no resueltos.

El Tratado Espacial de Naciones Unidas de 1967 prohibe expresamente la propiedad de otros cuerpos celestes a los gobiernos de la Tierra. Pero las administraciones estadounidenses siempre insistieron que eso no es aplicable a empresas privadas y a derechos de minería.

Aunque un tribunal estadounidense estableció que un individuo no puede convertirse en propietario de un asteroide, como fue el caso de Gregory Nemitz, que reclamó el 433 Eros cuando una aeronave de la NASA se aproximaba a él en 2001, la cuestión de los derechos de extracción no fue puesta a prueba. Las rocas lunares traídas a la Tierra durante el programa Apollo se consideran de propiedad de EE.UU., y la agencia espacial rusa vendió algunas muestras lunares traídas a la Tierra y esas ventas son consideradas un precedente.

National Geographic

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