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Chile

Empresas mineras, forestales, pesqueras, de alimentos y constructoras, además de comunidades, colegios y particulares se suman al "Sistema Tohá", una innovadora y ecológica tecnología de procesamiento de aguas servidas hecha en Chile. Incluso, hay proyecciones de exportarla a la India. Aquí su historia y alcances.

Miércoles 25 de Septiembre de 2013.- En el desierto más árido del mundo, a 3.300 metros sobre el nivel del mar y en medio de la precordillera de la Región de Antofagasta, miles de lombrices rojas californianas (eisenia foétida) trabajan todos los días en la mina de cobre Barrick Zaldívar. Su tarea no es extraer los yacimientos, sino procesar los desechos de 2.500 personas y transformarlos en agua limpia que puede ser reutilizada.

En ese mismo momento, una serie de lombrices hacen lo mismo en la Base Eduardo Frei Montalba en la Antártida chilena. Y en la comuna de Peñalolén, Juan Echeñique revisa su pequeña planta de desechos que tiene en su casa de la Comunidad Ecológica.

Estos son algunos de los más de 200 proyectos en Chile que utilizan el sistema de procesamiento de aguas residuales denominado como “Lombrifiltro” o “Sistema Tohá”, entre los que se encuentran particulares, establecimientos educacionales, comunidades, barrios y muchas empresas como Carozzi, Forestal Celco,  Viña Montes, Chilolac, Pesquera Humboldt y Minera Barrick Zaldívar.

Incluso ya hay proyectos que traspasan las fronteras en países como México, Ecuador, Venezuela y Argentina. Justo durante esta semana, se encuentra una delegación de la empresa asiática Ecosoft, quienes están capacitándose y visitando plantas de tratamiento bajo esta tecnología. El objetivo de esta firma de Singapur es comenzar a implementar el Sistema Tohá en ese país, así como en India.

“Éste es un salto tremendo para nosotros, tomando en cuenta que India es un mercado gigante y donde está todo aún por hacer”, comenta el ingeniero Raúl Fernández, gerente de proyectos de la Fundación para la Transferencia Tecnológica, entidad ligada a la Universidad de Chile que tiene la patente para implementar el Sistema Tohá.

EL ORIGEN
A mediados de los 90, el Dr. José Tohá comenzó a desarrollar un proyecto de investigación en el laboratorio de Biofísica de la Universidad de Chile, que consistía en un nuevo método de tratamiento de aguas servidas para mil personas en la ciudad de Melipilla, a menos de 90 kilómetros de Santiago. Con un presupuesto de $167 millones, perteneciente a un Fondef, creó una planta piloto que funcionó por dos años.

La tecnología, que a diferencia de otros procesos biológicos, utilizaba lombrices, dio como resultado el sistema denominado como “filtro aeróbico dinámico”. En 2000 el método fue patentado como “Sistema Tohá”  en honor a su creador, que falleció ese mismo año. Comercialmente es conocido como Lombrifiltro o Biofiltro.

Actualmente, existen varias empresas autorizadas a construir las plantas, que pueden ir desde un pequeño estanque decorativo en el patio del hogar a sistemas más grandes como el que se está construyendo en la localidad de el Huaico, que espera satisfacer la demanda de 20 mil habitantes. O una de las más emblemáticas ubicadas en El Melón, que atiende a 12.000 personas con un afluente de 1.500 m3 diarios.

Bajo este contexto, la Fundación para la Transferencia Tecnológica se dedica principalmente a todo los relacionado a servicios de implementación, como las evaluaciones ambientales e inspecciones técnicas. “Además hemos logrado crear en los últimos años una serie de alianzas con terceros para implementar tecnologías que mejoren el sistema, como es el caso de Inflaplast, SK Ecología y Manantial”, explica Fernández.

Por todas estas razones, esta metodología totalmente “made in Chile” comienza a ser una de las cartas innovadoras más relevantes de nuestro país en las ultimas décadas y que viene a solucionar un problema que existe en todos los rincones del mundo: los desechos orgánicos.

CÓMO FUNCIONA
Todos los sistemas de tratamiento de aguas residuales son más o menos similares. Existe un pre tratamiento, donde una serie de filtros separan la parte sólida de la líquida. Luego, un sistema biológico elimina parte de los sólidos y por último un tratamiento avanzado se encarga de las coliformes fecales. En la segunda etapa existen varios métodos, como los lodos activados. Y ahí es donde el Dr. Tohá introdujo a la lombriz roja californiana.

Los  restos que quedan luego de las capas filtrantes, sirven de alimento a las lombrices, produciendo humus, el cual se transforma en abono. “Ésta es la gran diferencia. Normalmente los sistemas convencionales generan desechos que producen lodos y fuertes olores. En cambio, las fecas de lombrices originan una serie de microorganismos que se transforman en un subproducto absolutamente sustentable”, apunta el ingeniero.

Es más, para complementarlo con experiencias puramente ecológicas, en Putre se está realizando un proyecto para 1.600 habitantes, que será alimentado con energía solar.

Otro punto a favor de las lombrices es que su “voracidad” es muy alta, pueden vivir en grandes poblaciones y poseen una fuerte tasa de fecundidad.  Lo que da pie a la segunda gran ventaja: El bajo costo (ver recuadro). “La eficiencia productiva es mucho mayor. Además, para la construcción de una planta se pueden utilizar diversos materiales, no necesita químicos y la mantención es muy sencilla. Una simple capacitación de cómo funciona basta”, agrega Fernández.

Por esta última razón, es una solución ideal también para comunidades, colegios, barrios y uso particular. Muchas veces son los mismos vecinos, un cuidador e incluso el jardinero quien mantiene un Lombrifiltro.

“Lo interesante es que es un sistema vivo y absolutamente natural, pero requiere de atención constante. Hay que cuidarlo. En mi caso, el agua procesada la utilizo para regar y mantener un estanque con peces y plantas acuáticas”, comenta Juan Echeñique, quien lo implementó en su casa hace cinco años.

Quizá todas estas ventajas ecológicas y económicas hicieron que en 2011 la pequeña comuna costera de Navidad (Región de O’Higgins), planteara a sus autoridades la posibilidad de utilizar esta tecnología, debido a que la empresa local Essbio anunció que crearía una planta de tratamiento de aguas servidas con lodos activados para desechar las aguas servidas de la población, cuyos residuos podrían ir a parar cerca de la desembocadura del río Rapel.

En pocos meses, los lugareños y veraneantes de la zona crearon la agrupación Protege Navidad. Su logo muestra el dibujo de una sonriente lombriz (Daniel Fajardo). 

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