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Perú

Viernes 13 de Septiembre de 2013.- En lo que constituye el cierre de una de las minas más importantes del país, que durante 27 años produjo principalmente minerales de cobre, en la provincia de Espinar en la región Cusco, ya se observan los primeros resultados de los trabajos de rehabilitación realizados en Antapaccay, unidad minera a la que viajó MINERÍA para conocer detalles de estas labores de ingeniería multidisciplinaria a favor de la recuperación responsable del medio ambiente.

Estas acciones se realizan en cumplimiento de la Ley 28090 de Cierre de Minas y su Reglamento, la guía correspondiente del Ministerio de Energía y Minas, así como los estándares de manejo ambiental de la empresa, los lineamientos en materia de desarrollo sostenible del Consejo Internacional de Minería y Metales, y las normas de cierre y terminación de minas del gobierno australiano.

Según el Ing. Hugo Virrueta Medina, gerente de Cierre y Rehabilitación de Antapaccay, el plan de cierre de la mina no implica una acción inmediata sino labores planificadas de largo plazo en las que participan ingenieros ambientales, químicos, de minas, civiles y agrónomos, el cual comprende un cierre progresivo, cierre final y actividades postcierre.

“Estamos comprometidos en rehabilitar las áreas utilizadas por las operaciones, resguardar la salud y seguridad de las personas, mejorar la estabilidad física y química de los componentes de cierre, preservar el ambiente biológico, promover el uso potencial del suelo bajo condiciones seguras, proteger los cursos y cuerpos de agua superficial y subterráneos, minimizar los impactos paisajísticos y visuales, y atenuar los impactos socioeconómicos derivados”, aseveró.

Por su parte, el Ing. Luis Espinoza, superintendente de Gestión de Cierre de Tintaya, manifestó que en sujeción a la Ley 28090, promulgada en 2003, la empresa comenzó la planificación respectiva desde 2006. De ese tiempo a esta parte, se han desarrollado diferentes actividades tanto de planeamiento, aprobaciones y modificatorias y, en los dos últimos años, el cierre progresivo de los componentes de la mina.

“El Plan de Cierre de Mina aprobado en el año 2009 fue modificado y aprobado el año 2011 para incluir el proyecto Antapaccay, el cual tiene una vida útil de más de 22 años”, indicó.

El proceso
En ese contexto, desde el 2011 hasta 2033, se desarrollarán las tres actividades más importantes del cierre progresivo.

Rehabilitación de los botaderos de Tintaya.- Consiste en asegurar la estabilidad física y química de los cinco botaderos –central, 20, 23, 28 y 70–, primero cubriéndolos con arcilla (con un espesor de 30 centímetros) y luego con suelo orgánico (20 centímetros) para establecer una cubierta vegetal que permita el desarrollo de las especies de flora y fauna del lugar.

Igualmente, el perfilamiento de estos trabajos se ha hecho con un ángulo de 22 grados con el fin de captar las aguas de escorrentía a través de un sistema de canales, para finalmente luego del monitoreo correspondiente, depositarlas en los ríos de la zona, siempre y cuando los resultados cumplan con la normatividad vigente. La idea es que, de acuerdo con el diseño, el agua no ingrese al botadero.

Rehabilitación de depósitos de relaves Camacmayo y Huinipampa.- Los relaves se irán secando para permitir la estabilidad física y al mismo tiempo se perfilará la superficie para favorecer la escorrentía, cubriéndolos igualmente con arcilla y suelo orgánico que ayuden a la recuperación del uso del suelo y el paisaje natural del lugar.

Desinstalación de las plantas de procesamiento de óxidos y sulfuros.- Estas plantas serán desmontadas y demolidas contemplando la remoción de aquellas estructuras que puedan ser reutilizadas y el lugar donde se ubicaban también será recuperado.

A partir de 2034 hasta 2052 se realizará el cierre final, que implica las siguientes actividades:

Inundación de los tajos norte y sur de Antapaccay.- Luego de recuperar el paisaje natural y el uso del suelo de los botaderos, los tajos norte y sur serán llenados por las lluvias y los ríos en época de avenidas, servirán como depósitos de agua que luego de varios años podrán ser utilizados en época de estiaje. Como medida de seguridad se construirá un cerco perimétrico y señales de advertencia.

Desinstalación de la planta concentradora de Antapaccay.- Esta planta también será desmontada y demolida, y el lugar donde se ubica también será recuperado.

Cierre del depósito de relaves tajo Tintaya.- Luego de la estabilización de su superficie se colocará una capa de protección de material grueso en las áreas que están sujetas a la exposición de la erosión y tendrá una cubierta húmeda y otra seca. Como medida de seguridad se construirá un cerco perimétrico y señales de advertencia.

Actividades postcierre.- Luego de realizar las tareas descritas anteriormente se realizará un monitoreo y mantenimiento permanente como mínimo por cinco años –y luego en periodos más largos– para verificar que los objetivos hayan sido cumplidos en su integridad, de tal manera que los trabajos sean sostenibles en el tiempo.

De esta forma, se garantiza la estabilidad física, verificando si los canales funcionan adecuadamente para determinar si la cobertura cumple con los estándares de permeabilidad hidrológica, observando si la calidad del agua es la idónea; y verificando si las especies de flora se rehabilitan eficientemente y si la fauna retorna en forma paulatina..

El plan de cierre también contempla la realización de talleres informativos para difundir sus implicancias y alcances, así como programas sociales de reconversión laboral, dentro de los cuales se brindará adiestramiento para oficios diversos, iniciativas de apoyo a empleos alternativos, capacitación para proveedores locales y fortalecimiento de la actividad pecuaria, todos ellos orientados a seguir una línea de sostenibilidad en el tiempo.

De acuerdo con la normativa legal vigente, estos planes se actualizan cada tres años y se debe informar semestralmente del avance y planificación a la Dirección de Asuntos Ambientales del Ministerio de Energía y Minas. El diseño de las labores debe soportar lluvias máximas hasta por 500 años.

Avance
En la actualidad, en el marco del cierre progresivo de la mina Tintaya, se ha rehabilitado y revegetado el botadero central que consta de 22 hectáreas, para lo cual se utilizaron cuatro toneladas de semillas.

Esto se inició con el movimiento de tierras para dar la estabilidad física requerida de acuerdo con los parámetros específicos de altura de bancos y taludes para pasar a la etapa de colocación de coberturas. Seguidamente se hicieron trabajos hidrológicos para controlar la carga de drenaje superficial producto de la lluvia con el fin de evitar la erosión.

Otro componente que registra avances es el cierre del botadero 28, que consta de 219 hectáreas, y en cuya primera fase se rehabilitarán 56 hectáreas. Las labores comenzaron a finales de 2012 con la conformación del terreno, rellenando algunas zonas, para finalmente conformar las banquetas y los diseños requeridos. Estas actividades culminarán en aproximadamente tres años.

También se han realizado trabajos en la presa de relaves de Huinipamapa, que cuenta con una extensión de 184 hectáreas y en este año se ha avanzado con la cobertura del talud que tiene unas 25 hectáreas. Posteriormente, se seguirá con las laderas secas de acuerdo con el expediente técnico.

Revegetación
Para la revegetación se utilizan pastos nativos que viven por encima de los 4,000 metros de altitud, con el fin de posibilitar la reconstitución del ecosistema. Entre estos tenemos al qachu pasto (Bromus unioloides), planta cuya etapa de desarrollo es de dos años, de crecimiento rápido y que en cinco meses alcanza 20 centímetros de altura.

Igualmente, se siembra iru ichu (Festuca ortophylla), especie más perenne que dura aproximadamente veinte años. Es de evolución lenta y en cinco meses tiene apenas 3 a 4 centímetros; sin embargo, es importante pues se mantiene de manera estable.

Luego de una reciente evaluación se determinó que en las zonas trabajadas se alcanzó una revegetación de 80%, lo que a su vez ha permitido ver cómo han retornado insectos, aves e incluso animales mayores como venados que están alimentándose en el botadero central.

Investigaciones
En la medida que el plan de cierre es un proceso dinámico, la empresa en la actualidad realiza estudios de coberturas, dada su importancia para la estabilidad química a largo plazo.

En ese sentido, trabajan en la construcción de celdas pilotos para no solo contar con coberturas de baja permeabilidad o de barrera sino también de almacenamiento y descarga.

Igualmente, hacen pruebas sucesivas de la geoquímica de los componentes para mejorar el plan durante el cierre progresivo. De esta forma, antes de iniciar la rehabilitación de alguna zona elaboran el Expediente de Ingeniería de Detalle para su construcción y establecen los sistemas de control correspondientes.

Comunidades
Un punto resaltante en el cierre de la mina Tintaya es la participación de las comunidades de Espinar que intervienen a través de trabajos de revegetación, venta de semillas y alquiler de maquinaria para lo que en muchos casos se han conformado micro y medianas empresas.

En lo que va del inicio de los trabajos al primer semestre de 2013, estos negocios locales han facturado cerca de seis millones de dólares, monto que aumentará de forma progresiva en los próximos años de la mano con el avance de las labores de cierre.

En ese marco, la compañía proyecta adquirir este año unas 20 toneladas de semillas que suman a las siete toneladas compradas a las comunidades en 2012.

De esta forma, el cierre de Tintaya marca un hito en la historia de la minería peruana y reafirma el compromiso del sector minero de impulsar el desarrollo sostenible con la participación activa de las comunidades, vistas como socios estratégicos.

¿Qué es un Plan de Cierre de Minas?
Según el artículo 3º de la Ley 28090, el Plan de Cierre de Minas es un instrumento de gestión ambiental conformado por acciones técnicas y legales, efectuadas por los titulares mineros, destinado a establecer medidas que se deben adoptar con el fin de rehabilitar el área utilizada o perturbada por la actividad minera para que esta alcance características de ecosistema compatible con un ambiente saludable y adecuado para el desarrollo de la vida y la preservación paisajista.

La rehabilitación se llevará a cabo mediante la ejecución de medidas que sean necesarias realizar antes, durante y después del cierre de operaciones, cumpliendo con las normas técnicas establecidas, las mismas que permitirán eliminar, mitigar y controlar los efectos adversos al ambiente generados o que se pudieran generar por los residuos sólidos, líquidos o gaseosos producto de la actividad minera.

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