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Chile

Al oscuro presente de su división acerera se suma el eventual estancamiento de proyectos en minería debido a los elevados costos de inversión y a la amenaza de sobreoferta hacia el 2016.

Lunes 23 de Septiembre de 2013.- El cierre de uno de los dos Altos Hornos de Huachipato a principio de mes fue el corolario de un proceso que se viene arrastrando desde hace cuatro años. La medida se agregó al despido de al menos 150 trabajadores, los que se suman a los 243 que previamente se acogieron a un plan de retiro pactado con la administración de la compañía. Hasta el momento continuarían en sus labores cerca de 1.100 trabajadores y si bien la empresa ha declarado que dio por finalizado el ajuste de su organización aún se mantiene la incertidumbre respecto al futuro de la planta.

Según comentó recientemente el gerente general del grupo CAP, Jaime Charles, el plan de reestructuración en el segmento acero, desde la fabricación de productos planos hacia la elaboración de productos largos para la minería y la construcción “procede acorde a lo programado”. Sin embargo, el cambio de rumbo parece ser la última apuesta del grupo por mantener a flote a la siderúrgica frente a una competencia exterior que ha resultado implacable y que ha obligado a la compañía a vender por debajo de sus costos. A esto se suma la urgencia por disminuir las pérdidas ante proyecciones de menores márgenes para el segmento minero.

¿Ocaso acerero?

La magnitud de la crisis en la siderúrgica está reflejada en sus cifras. La usina acumula pérdidas antes de impuestos por unos US$328 millones del 2009 al primer semestre de este año y, de acuerdo a estimaciones de Bice Inversiones, se espera que la mantención de esta tendencia durante el resto del año signifique a la compañía terminar el ejercicio con una merma operacional de casi US$86 millones.

El plan de reestructuración, en este contexto, era un requisito fundamental para hacer frente a sus altos costos y a la masiva llegada de productos importados más baratos. El nuevo rumbo ahora está marcado por la reorientación hacia los productos planos, un mercado que presentaría, de acuerdo a lo indicado por la acerera, mejores márgenes y donde –eventualmente- podrían existir ventajas competitivas. Bajo este marco se ha cerrado el Alto Horno, lo que reducirá en un tercio la capacidad productiva de la planta, y se está implementando “un programa de reducción de gastos y optimización de costos, mejoras en las prácticas operacionales y la instalación de un sistema de gestión acorde con la realidad actual”.

En lo inmediato, no obstante, el panorama es complejo, ya que todo esto repercutiría en un menor nivel de ingresos e importantes cargos no operacionales. De todas formas, el golpe de timón vería sus primeros frutos el 2014, año en que las pérdidas operacionales detendrían su tendencia alcista para disminuir significativamente a cerca de US$30,6 de saldo negativo.

Fuentes de la industria plantean, no obstante, que la pérdida de competitividad es difícilmente reversible y que la búsqueda de un nuevo nicho de mercado sólo prolonga la agonía de Huachipato. Las medidas, en este sentido, estarían dirigidas principalmente a la sobrevivencia y a aminorar las pérdidas que la división acarrea al grupo más que a identificar la fórmula para recuperar la rentabilidad del negocio.

Freno en minería

Junto a los problemas del segmento acerero se vislumbra un nuevo flanco que golpearía al grupo en los próximos años justo en su mejor negocio, el minero. En este ámbito, existe incertidumbre en relación a proyecciones que plantean un superávit en el mercado internacional del hierro hacia el año 2016, lo que llevaría el precio del mineral desde los US$132 la tonelada actuales a cerca de US$98 la tonelada para el 2017.

Este escenario a futuro se suma a una realidad de altos costos en los últimos proyectos de inversión que ha emprendido Compañía Minera del Pacífico (CMP). Es así como las iniciativas Cerro Negro Norte y Los Colorados anotan CAPEX de US$240 y US$219 por tonelada, respectivamente, el costo más alto en términos comparativos de una lista que incluye a grandes proyectos como Serra Sul y  Carajas, en Brasil, o Pilbara e Inner Harbor, en Australia. 

En este sentido, si bien las perspectivas de la minera a corto plazo son positivas en la medida que se incorporará nueva producción proveniente de la puesta en marcha de los proyectos Cerro Negro Norte, Los Colorados y de la ampliación de Romeral a su Fase V, las variables ya mencionadas representarían un freno al desarrollo de nuevas iniciativas en carpeta como El Tofo y El Laco.

La meta apunta a superar los 18 millones de toneladas hacia el 2015 una vez implementados estos proyectos, pero hacia adelante reina la incertidumbre y se prevé que no habrán nuevos anuncios, al menos en los próximos dos años. Es en este contexto donde a partir del 2016 se proyecta una ostensible baja en los resultados de CMP producto de un estancamiento en la producción, una disminución de sus ingresos, el aumento en sus costos y –en definitiva- una caída de los márgenes operacionales desde el 41% estimado para este año al 28% proyectado al 2016.

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