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Chile

Salvador se iba a cerrar en 2010, pero se decidió seguir en operaciones por el alto precio del cobre. Se planteó que dos prospectos, San Antonio e Inca de Oro, permitirían operar por varios años más. Pero hoy esas dos iniciativas están paralizadas. Y la amenaza de cierre vuelve a rondar.

Viernes 15 de Marzo de 2013.- Año 2005 y el entonces presidente ejecutivo de Codelco, Juan Villarzú, anunciaba de forma sorpresiva que Salvador debía cerrarse. El balance operativo y financiero de la operación, con un cobre que entonces se cotizaba por debajo de US$1 por libra, obligaba a tomar la drástica medida, pues la división, en vez de ganancias, reportaba pérdidas, y cuantiosas.

Entre medio, varios anuncios de cierre y de mantención de las operaciones de la división con menor producción. Pero hoy la situación es crítica. El ritmo de producción es el más bajo de la historia, no hay proyectos a firme y los costos suben permanentemente.

Por ahora, la decisión en Codelco es que el cierre de esta división está descartado y se está trabajando en soluciones productivas. El problema viene precisamente allí: las soluciones productivas que se habían pensado se cayeron, por los elevados costos que se dan en la zona, como la mano de obra: Codelco debe mantener la ciudad de Salvador, con todo lo que eso conlleva.

Durante la administración de José Pablo Arellano (2006-2010), Codelco avanzó en un plan de desarrollo de dos minas en las cercanías de Salvador: Inca de Oro y San Antonio, con el objetivo de dar continuidad operacional al mineral en explotación.

El primer proyecto, Inca de Oro, duró poco en manos de la estatal: dado su tamaño (corresponde más a mediana minería, lo que la aleja del objetivo de negocios de la cuprera) fue licitado a un privado, que se quedó con dos tercios de Inca de Oro. A comienzos de este año la empresa encargada del proyecto, la australiana Panaust, anunció que Inca de Oro no iba porque la rentabilidad no da.

Situación similar decidió la propia Codelco con San Antonio, proyecto que está en las mismas condiciones, pues los costos son muy elevados y, si se construye, no flota con las perspectivas de precio del cobre para mediano y largo plazo.

“En su concepción original y al cabo del estudio de factibilidad, (San Antonio) dio cifras que no satisfacen los estándares de rentabilidad de la corporación y, por lo tanto, tenemos que repensarlo”, explicó hace algunos días Thomas Keller, presidente ejecutivo de la corporación.

Entonces, ¿cuál es la solución? En Codelco están contra el tiempo buscando una. En primer lugar, porque la declinación productiva es una realidad: el año pasado, la producción total apenas llegó a 63 mil toneladas, lo que representa menos del 4% de la producción total de la minera. A esto se suma que Salvador le hace perder plata a Codelco. Al menos, así fue en el ejercicio 2012, según fuentes no oficiales de la minera estatal.

En otras palabras, hoy la división Salvador no tiene proyectos, su producción está en declinación y encima pierde plata.

La primera determinación es desarrollar una serie de medidas tendientes a revertir las pérdidas que hoy genera esta división. Para eso, se está conversando con los sindicatos, perfeccionando contratos con empresas externas e internalizando funciones que estaban en manos de terceros.

En materia de proyectos, por ahora, trabaja en dos iniciativas paralelas, con los que la empresa pretende suplir el descenso productivo: se trata de Inca Rajo (mina a cielo abierto ubicada encima de la actual mina subterránea) y además en la revisión de San Antonio, pues la administración central solicitó que se rehagan los estudios para revertir la decisión de no avanzar en este plan.

Para Inca Rajo, la empresa creó una gerencia de proyecto, que empezará a funcionar el 1 de abril próximo a cargo del recientemente nombrado jefe de proyecto, Enrique Muñoz González.

Pero en el mundo sindical hay inquietud. Principalmente se critica el hecho de que Salvador cuenta con reservas de mineral importantes, por lo que la queja es que la administración no ha hecho lo suficiente para darle forma a un proyecto sólido que permita, de una vez, asegurar el futuro.

Todos estos temas serán parte de la negociación colectiva, que se producirá este año y en el que la minera estatal pretende incorporar aspectos de mayor eficiencia laboral, como cambios en los turnos, nuevos sistemas de salud para trabajadores nuevos (hoy la empresa mantiene isapres y hospitales a su cargo) y reducción de las dotaciones,  en forma similar a lo que hizo en Chuquicamata.

Otro aspecto a revisar será la mantención de la ciudad Salvador.  Codelco gasta alrededor de US$20 millones anuales en una serie de tareas que no son parte de su negocio, como la administración de colegios y centros de salud.

En el campamento minero no sólo viven trabajadores de Codelco: también habitan personas que emigraron para desarrollar otras actividades.

Para el gobierno es vital mantener con vida a Salvador. El ministro de Minería, Hernán de Solminihac, plantea que la administración le ha asegurado que encontrarán la fórmula para mantener operativa la división. La misma que, por ahora, no aparece.

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