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Chile

Lunes 25 de Marzo de 2013.- "Yo he tenido un solo empleador", dice con humor Juan Eduardo Errázuriz. Al recibirse de ingeniero civil sísmico de la Universidad Católica, postuló a tres empresas: CAP, Corfo y Sigdo Koppers. Esta última fue la primera en responderle que estaba aceptado, así es que nunca supo cómo le fue en las otras dos. Arrepentido no debe estar. Hoy, la empresa que fundaron Sergio Ossa, Domingo Santa María y Andrés Donoso (Sigma), y que a finales de los 50 se unió a la norteamericana Koppers, tiene una valorización bursátil de US$ 3 mil millones, está en 13 países y da empleo a 20 mil personas.

Esa primera pega, como ingeniero de estudios, marcó su devenir. Recién casado, lo llevó a Rancagua, luego a Concepción y a Rengo. Volvió a Santiago a hacerse cargo de los talleres Neptuno del Metro. En 1972, Sigdo Koppers pasó a manos de Corfo, y ésta la puso a la venta dos años después.

Junto a otros 11 socios (Norman Hansen, Mario Santander, Naoshi Matsumoto, Eduardo Frei, Ramón Aboitiz, Gonzalo Rojas (padre del director de Bethia), Jorge Elgueta, Héctor Campos, Julio Diestre, Gustavo y Horacio Pavez) se embarcó en la compra. "Nos decían los 12 apóstoles, pero no sabíamos quién era Judas", bromea.

"¿Que de dónde sacamos los recursos?... pregúntele a mi señora. Tuvimos que vender todo, hipotecar la casa", agrega.

No fue fácil, además, por la situación del país. "Hubo un reordenamiento radical de la economía chilena, un shock del petróleo, y frente a esa disyuntiva teníamos que decidir qué hacer: mantenerse, achicarse o crecer". Optaron por crecer y diversificarse, de manera de lograr una continuidad de trabajo, ya que la ingeniería y la construcción siempre han sido cíclicas. Algo que estos doce socios vivieron apenas compraron la empresa. SK contaba con varios contratos en marcha al ser adquirida, de los cuales dos de ellos fueron cancelados: la construcción del edificio de la CAP en Lo Curro y una planta de renio y molibdeno de la misma empresa.

De la decisión de ampliarse nació SK Comercial, la más antigua de las filiales. La primera representación fue de la marca de maquinarias International Harvester, luego vino Fiat, que había cerrado su planta de Rancagua, donde se hacían los 125. En los 80 vino la compra de CTI, la creación de una serie de subsidiarias, y en el siglo XXI la compra de Magotteaux, en US$ 740 millones, que puso a SK en los cinco continentes.

-¿Imaginaron la dimensión que tendría la empresa casi cuarenta años después?

"En los últimos siete años, sí; y en los últimos tres años, también. Nosotros tenemos el desafío de crecer al doble de aquí al año 2017, y estamos en eso. Eso lo dijimos hace un año. Dijimos que queremos una empresa de US$ 6 mil millones".

-¿Cómo lo harán?

"Invirtiendo en forma orgánica en las empresas en que estamos, focalizándonos en hacer las mismas cosas que hacíamos en Chile, en Perú, en Colombia, y parcialmente en Brasil, donde estamos focalizados en servicios a la minería. Queremos potenciar todas las filiales que tiene Magotteaux, en Asia. Y creemos que lo que se está gestando a través de la alianza del Pacífico tiene un potencial enorme, y estamos deseosos de que avance (...) Queremos crecer muy fuerte en el rubro en que está Enaex, en que está Magotteaux, en SK Comercial, SKC Rental, y en Ingeniería y Construcción, en que estamos en Chile y Perú solamente, creemos que podemos avanzar más en otros países de la región".

-Además de un problema de escala en Chile, ¿qué hace más atractivo a otros países para invertir?

"La energía. La energía es clave. Sin energía no tenemos inversión, no tenemos pyme, no hay educación, no tenemos inversión minera. Yo he sido harto catete con esto. Poco a poco se ha generado conciencia, pero no se hacen las cosas".

Tras una pausa, agrega: "Si pudiéramos tener energía y desarrollar todos los proyectos de inversión que el país tiene, la generación de impuestos que eso genera y royalty, da para financiar todos los programas sociales que el país necesita: educación, salud, etc. Para mi gusto, ¿cuál es el problema? Energía. En primer, segundo, cuarto y quinto (lugar)".

"La energía chilena hoy día cuesta tres veces más que la peruana. Y si piensa que en la industria, a lo menos entre el 5 y el 10% del costo es energía, una empresa que gane más del 5% de las ventas es casi imposible competir".

Agrega que las energías nuevas -como la solar o la eólica- se están haciendo cada vez más competitivas, porque sus costos de inversión han bajado, pero no se deben dejar de estudiar todas las energías; "incluso la nuclear", precisa.

-¿Ha faltado iniciativa política o fuerza para seguir con los estudios?

"Yo creo que ha faltado de todo un poco. Además, éste es un tema que transciende los gobiernos. Siempre hubo en Chile una planta hidroeléctrica grande en construcción. Siempre. Y esto se paró en 1996, cuando se eliminó la fuerza mayor por sequía extrema, para la tarifa. Para mí, el tema energía es clave".

-¿Esperaría que la energía fuera un tema de campaña?

"Espero que no sea de campaña, que no sea un tema político, sino política de Estado. Ojalá que en esta época de elecciones presidenciales abordemos las cosas con seriedad".

"Espero que no sea (la energía) un tema de campaña, que no sea un tema político, sino política de Estado".

"Si pudiéramos tener energía... la generación de impuestos da para financiar todos los programas sociales que el país necesita".
"El mayor riesgo es dejarse llevar por el populismo"

-¿Qué evaluación hace de este gobierno que ya está en la etapa final?

"Creo que ha sido un muy buen gobierno, que ha comunicado muy mal lo que ha hecho, porque la gente no percibe los avances que ha habido en todos los ámbitos. Nuestro Presidente ha hecho una labor espectacular, que hoy se traduce en un favorable crecimiento de nuestra economía, un bajo índice de desempleo y mayores posibilidades para todos los chilenos, lo que cada vez nos acerca más a ser un país desarrollado".

-¿Cuál es el mayor riesgo para Chile este año?

"El mayor riesgo es olvidarnos de lo que hemos construido con un gran esfuerzo de todos, lo que nos ha permitido mantenernos bastante ajenos de las crisis externas, y dejarnos llevar por el populismo, dado el clima eleccionario que se impondrá a partir del segundo semestre".
El encuentro con Bergoglio cuando el nuevo Papa era cardenal

Juan Eduardo Errázuriz es el sexto de seis hermanos -"y el único que nació en una clínica, el resto lo hizo en la casa", cuenta-, uno de los cuales es el cardenal Francisco Javier Errázuriz.

En una semana marcada por la elección del nuevo Papa, el presidente de SK revela que tuvo la ocasión, hace unos años, de conocer y saludar al actual Sumo Pontífice, cuando Jorge Mario Bergoglio era cardenal. Fue en 2007, cuando el cardenal Errázuriz era presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y le correspondió preparar una conferencia del episcopado latinoamericano, que se celebró en el Santuario de Aparecida, en Brasil. Allí Juan Eduardo Errázuriz concurrió como peregrino, con su familia.

"Lo conocí en la micro, subiéndome al bus. Lo saludé. Me lo presentaron. Nada más", detalla sobre su breve encuentro con Bergoglio.

-Ahora, en esta ocasión, ¿hubo una conversación más personal con su hermano por la elección del Papa?

"La vez pasada hubo. Yo le preguntaba a él, bueno, quién puede ser. Y me decía 'aquí hay un solo latinoamericano que es de excelencia, y es de un país vecino'. Nada más. Los cardenales no dicen nada. Nunca me ha dicho nada".
Sus ocho hijos y el protocolo familiar

SK es un grupo de empresas profesional y, por lo tanto, si algún hijo quiere ingresar, se debe someter a postulación como cualquier ejecutivo, recalca Juan Eduardo Errázuriz.

Por esto, agrega, en el grupo están estudiando, de acuerdo a la nueva normativa de la Superintendencia de Valores y Seguros referente a este tema, un procedimiento en que más bien (los hijos o los accionistas) estén en los directorios, que en cargos ejecutivos. "Sin desmerecer el hecho de que si hay algunos que cumplen con todas las competencias, lo hagan", precisa.

En efecto, su hijo Francisco trabaja en el área automotriz del grupo, y Juan Pablo Aboitiz, gerente general de SK, es hijo de unos de los "doce apóstoles", Ramón Aboitiz, quien falleció.

"Los accionistas deben ejercer su derecho a través de la junta de accionistas nombrando a los directores", agrega Errázuriz, quien revela además que al interior del grupo están trabajando para plasmarlo en una suerte de protocolo.

El empresario tiene ocho hijos: Juan Eduardo, quien está a cargo de la sociedad de inversiones familiar de los hermanos, llamada Los Ángeles; Francisco, quien trabaja en SK Bergé; Carmencita, María José, Teresita (quien vive en Phoenix, Estados Unidos); Tomás, quien vive en Sao Paulo, en Brasil, pues trabaja en el grupo Latam Airlines; María Paz, que se dedica a la Fundación Complementa; y María Jesús, recientemente egresada de la universidad.

Al margen de SK, Juan Eduardo Errázuriz también participa de otros negocios. "Soy accionista de la Viña San Pedro Tarapacá, chiquitito, y con mi cuñado tenemos una sociedad de campo, en Rengo, llamada El Delirio, donde producen uva de exportación, caquis, cerezas".

Emol

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