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Argentina

Lunes 21 de Enero de 2013.- Es dable imaginar que los problemas ambientales que tiene la provincia no se originaron dentro de la actual gestión de gobierno. En todo caso y para ser justos se deben a la irresponsable actuación de los funcionarios de gobiernos anteriores, que estuvieron en los 20 últimos años al frente de la provincia.

Mi más que habitual presencia en los 5 últimos años en territorio de mi provincia natal por cuestiones laborales me permitieron visualizar redundantes -por lo reiteradas- crisis ambientales. En invierno y verano el sistema que provee energía eléctrica colapsa por exceso de demanda, en función de la necesaria utilización de aparatos de refrigeración o calefacción que requieren de dicha energía; cuando no por el incremento edilicio -construcción de barrios- que se decide políticamente por demandas sociales, pero sin planificación previa y sin criterio de prospectiva. El crecimiento urbano trajo consigo en aumento de la masa de cemento y el incremento de las temperaturas estivales hasta límites insoportables. A esto se le suma las reiteradas sequías que vienen sufriendo distintas regiones provinciales en los últimos años producto del “cambio climático” mencionado anteriormente y las poco estudiadas reservas de agua de sus cuencas subterráneas, algunas endorreicas pero la mayoría no, que traen aparejado la falta de suministro del vital elemento a la población. Entonces la falta de agua y los cortes de luz ya son a diario, y el martirio para la gente también.

El agua y la minera

Las críticas sin propuestas de soluciones son el pan de cada día de la hoy llamada “oposición”. Los medios monopólicos que decidieron blanquear sus incursiones políticas en contra de la gestión nacional y de todas aquellas gestiones provinciales y municipales afines al gobierno de Cristina, las amplifican para que un sector social consuma disparates. Como no estoy en esa vereda y sí en la opuesta, apoyando cuando las cosas están bien hechas y diciendo lo mío cuando no estoy de acuerdo con algo, voy a intentar aportar mi granito de arena a la actual gestión de mi provincia.

No voy a referirme a la cuestión del monto de las regalías mineras, si es poco o mucho, ni de cuánto le queda a la provincia, cuánto se lleva la Nación, menos aún del destino que le dan a las mismas los funcionarios responsables. En todo caso, será la inexorable historia la encargada de poner las cosas en su debido lugar.

Simplemente se me ocurre sugerirle al gobierno provincial de la Dra. Corpacci un principio de solución para el problema de agua que afecta seriamente a familias enteras en no pocos departamentos y localidades de la provincia, y es el siguiente:

En función de los altos dividendos que la Minera Alumbrera obtuvo, obtiene y obtendrá de sus actividades pasadas, presentes y futuras dentro de la provincia, estaría dentro de los derechos soberanos del gobierno provincial solicitarle a la mencionada empresa, se haga cargo de proveer cisternas públicas de 200 ó 300 mil litros con sus respectivas bombas extractoras para que se provea de agua potable a las poblaciones más afectadas por las sequías. Lógicamente, esto demandaría un estudio serio y responsable del área de gobierno afectada al tema para saber cuántas y cuáles son las actuales localidades en emergencia y las potenciales o en estado de riesgo. A esto se lo llama generalmente trabajar con criterio de prospectiva y desde el sentido común (que en ocasiones es el menos común de los sentidos), algo que seguramente hacen los técnicos de minera “La Alumbrera” y bien lo podrían hacer los funcionarios y técnicos del gobierno provincial. Para la actividad minera el agua es fundamental, y se trata de una actividad industrial con fines comerciales de lucro. Para una población, el agua es vital por una cuestión de subsistencia. Seguramente la minera ya calculó de cuánta reserva de agua dispone para su actividad y por cuánto tiempo. El gobierno catamarqueño ¿no debería hacer lo mismo en relación a cubrir una necesidad vital de la población?

La inversión en el tema,para la minera tendría un alto rédito social y en términos económicos significaría una ínfima (un “vuelto” en términos criollos), erogación en relación a los altísimos dividendos que actualmente -más aún, desde hace más de 10 años- obtiene de su actividad en la provincia.

¿De cuántas cisternas y bombas estaríamos hablando? ¿30, 35? Insisto, para la minera, y sin corrupción funcionarial de por medio, esta erogación sería insignificante pero altamente rentable en términos sociales, ya que exhibiría ante la población un criterio ambiental empresarial más que respetable.

Por otro lado y de este modo la compañera gobernadora solucionaría dentro de su gestión un problema acuciante para la población, repito, por lo vital; especialmente para los sectores más postergados, dando cumplimiento con un mandato popular que seguramente requerirá de mucha muñeca política de su parte para su concreción, algo que indudablemente tiene. El lugar histórico que actualmente ocupa por decisión democrática del pueblo catamarqueño así lo demuestra.

Elesquiu.com

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