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Honduras

En dos años el país importó más de 700 kilogramos de mercurio. No todo va a parar a la minería artesanal, gran parte cuelga en techos y paredes en artículos de uso doméstico

Jueves 24 de Enero de 2013.- Sépalo, en su casa, en ese universo doméstico donde se suele sentir a salvo de muchas cosas, hay mercurio, ese metal pesado, líquido y tóxico de vieja data.

No se escandalice. No se asuste, solo tómelo en cuenta: las pequeñas dosis de mercurio están dispersas en muchos artículos eléctricos imprescindibles en la cotidianidad doméstica.

En la amplia lista hay lámparas fluorescentes de las que se pegan al techo para alumbrar salas y cuartos, pero también planchas, aires acondicionados, microondas, lavadoras (en los interruptores), jabones, cremas aclaradoras de piel. Pero también se aloja en los dientes en las amalgamas que tapan las caries.

La literatura sobre el mercurio explica que el cincuenta por ciento de los artículos electrónicos contienen entre cinco y diez miligramos de mercurio.
Reducir emisiones, la esperanza de 140 países
El tema del mercurio preocupa a la comunidad internacional. El sábado pasado 140 países aprobaron un acuerdo internacional para regular las emisiones de mercurio.

Países como Suiza y Noruega buscaron por décadas este acuerdo que será firmado por decenas de países en los próximos meses. Expertos nacionales interesados en la problemática del mercurio esperan que el acuerdo sea ratificado por las autoridades nacionales.

Uno de los temas que más preocupa es la posibilidad de contaminar los peces y afectar así la cadena alimenticia, como ocurrió en Minamata, Japón, a mediados de los sesenta. En Nicaragua, el caso más emblemático de contaminación fue el de la fábrica Pennwalt que producía cloro y sosa cáustica para abastecer a Centroamérica.

El otro uso importante es el que da la minería y la industria a través de la importación de productos.

Países como México, China y España son algunos de los exportadores de ese mercurio industrial.

El mercurio en su forma más estable se encuentra en la naturaleza como sulfuro de mercurio, así no provoca daños a la salud humana, dice Emilio Peña, experto del CIRA.

Algunos artículos como el termómetro, ese minúsculo tubo de vidrio que coloca debajo de la axila de su hijo para saber de cuántos grados es la calentura y que es de uso abundante en los hospitales, tiene por lo menos un gramo de mercurio, explica Emilio Peña, químico investigador del Centro de Investigación de Recursos Acuáticos (CIRA), quien ha estudiado el uso doméstico del mercurio en este país.

Si un termómetro se rompe, algo muy frecuente en el ámbito doméstico y en los hospitales, ese gramo de mercurio se “libera” en el aire y se respira. Peña cita una escena doméstica recurrente: se funde una lámpara en la casa y el tubo mucha veces es jugueteado por niños hasta que lo rompen y sale un polvillo gris: mercurio.

El experto aclara que respirarlo no va a traer secuelas inmediatas, pero las inhalaciones constantes de mercurio provocan a mediano plazo problemas en la salud.

“El mercurio puede ser tóxico para los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo, la piel, los pulmones, riñones y ojos”, dice la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS considera al mercurio uno de los diez productos químicos que arrastran graves problemas a la salud pública.

SE IMPORTA VENENO

En los años 2007 y 2008 el país importó alrededor de 25,000 lámparas de mercurio, 81,216 termómetros y más de 220,000 lámparas fluorescentes, según datos de la Dirección General de Aduanas (DGA), recogidos en el estudio: “Propuesta de un plan de acción para el manejo ambiental del mercurio en Nicaragua”, que Peña presentó como tesis de maestría en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua).

Además, se importaron 729 kilogramos de mercurio metálico y 62 de óxido de mercurio en esos años.

El monto de los productos importados conteniendo mercurio anduvo por el orden del millón de dólares (984,646.27), lo que según el estudio, da una idea “de la importancia que representa el negocio del mercurio”.

Cuando hacía la investigación, Peña recuerda que consultó por el uso de los termómetros y entre los datos estableció que en el Hospital “La Mascota”, por ejemplo, en un lapso de tres meses se quebraron al menos cien termómetros de mercurio, es decir que al menos cien gramos fueron liberados a las salas. En un circuito cerrado, como las salas de un hospital, el riesgo potencial de contaminación es mayor, pero nada de esto se midió y normalmente no se mide.

Peña sabe que en algunos hospitales como el Bertha Calderón y el Lenín Fonseca se han hecho esfuerzos por reducir el uso de termómetros de mercurio para disminuir el riesgo.

EL LAGO, LA MINERÍA

Aunque el mercurio se prohibió en las pinturas en los noventa, pero es probable que aún se use, y en los plaguicidas a fines de los ochenta, el metal líquido fue utilizado en el país en la extinta fábrica Pennwalt, cerrada en 1992.

La exposición constante de sus obreros al mercurio dejó secuelas irreversibles en la salud de decenas de trabajadores, que todavía hoy reclaman indemnización.

Estudios posteriores al cierre de la fábrica probaron que el mercurio también contaminó las aguas del lago Xolotlán. Sin embargo, los niveles hallados no fueron tóxicos para la salud humana.

Los expertos del CIRA han alertado que hay depósitos de mercurio en el subsuelo y que hay un riesgo potencial para el lago de Managua.

En las próximas semanas, Peña, en conjunto con expertos de Minamata, la emblemática ciudad de Japón que sufrió la más severa contaminación mercurial que se ha registrado, tomarán muestras del lago Xolotlán, del río Tipitapa y del Cocibolca para indagar los niveles de metilmercurio, la forma más tóxica de este metal.

Donde el mercurio no ha dejado de usarse es en la minería artesanal.

En las minas de Santo Domingo y La Libertad muchos mineros lo utilizan para amalgamar oro.

Las aguas del mercurio que salen de los molinos artesanales van a parar a varias pilas, que se filtran luego al subsuelo y luego a las aguas de los ríos. El río Sucio en Chontales es uno de los más contaminados con mercurio por efectos de la minería.

En el país no existe una legislación específica que regule el uso del mercurio, pero sí el decreto 33-95 del Ministerio de Recursos Naturales (Marena) “para los vertidos de aguas residuales a cuerpos receptores y alcantarillado sanitario” fija los rangos permisibles de mercurio en las aguas de uso domiciliar.

Peña dice que el mercurio es un metal que se puede reciclar, países como Colombia lo hacen, y Nicaragua puede ser una oportunidad de negocio. Por eso, en lugar de quebrar y botar, mejor solo bote, no se arriesgue a inhalar ese veneno.

La Prensa

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