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Argentina

El proyecto Potasio Río Colorado, que incluía obras en varias provincias, preveía inversiones por US$ 5.915 millones. Nadie cree en el reinicio del proyecto que terminó en duros cruces entre Cristina Kirchner y Dilma Rousseff.

Lunes 23 de Diciembre de 2013.- "El lío de Vale sumado a la expropiación de YPF hizo que recortaran contratos", cuenta el hombre que en junio de 2008 entró como presupuestista en una importante empresa sueca que ofrece servicios petroleros. Hace seis meses lo echaron. La firma tenía contratos con YPF, que a su vez estaba vinculada con Vale en un proyecto energético. Hoy sigue sin trabajo.

Actualmente en la mina de potasio de Vale solo hay personal de mantenimiento (el contrato estipula una inversión mínima para sostener los derechos mineros). La pista de aterrizaje para aviones de gran porte, actualmente en desuso, es el símbolo del olvidado futuro en grande que ofrecía el megaproyecto. Nadie es optimista para creer en la reanudación de un proyecto que hizo enfurecer a cinco gobernadores y veinte intendentes, y que terminó en duros cruces entre Cristina Kirchner y Dilma Rousseff. Tampoco hay expectativas de grandes cambios económicos a la vista.

Las causas del derrumbe del multimillonario plan de Vale, la segunda minera más importante del planeta, en Río Colorado (Mendoza), fueron varias. Entre ellas se destacan el cepo cambiario -con el desdoblamiento per se del tipo de cambio y el encarecimiento de los insumos-, las trabas a las importaciones y el fuerte impacto tributario, especialmente del IVA. Además, la expropiación de YPF golpeó el clima de negocios, pero también congeló un contrato que Vale había firmado para autoabastecer su yacimiento minero de energía.

Por otro lado, según estiman dos encumbradas fuentes de la empresa, las trabas burocráticas de los gobiernos provinciales en medio de disputas políticas y el reclamo de contribuciones a la compañía también empañaron el proyecto.

Otro porcentaje de la culpa lo tuvieron el mal management de los propios empresarios brasileños en el país y los problemas que Vale registró a nivel global, sobre todo la fuerte baja del precio del hierro que vende a China y la Unión Europea (UE).

El costo más elevado fue el humano. La huida de la empresa brasileña produjo un tendal de desempleados, principalmente en Mendoza. Los datos privados estiman que los trabajadores que se quedaron sin empleo fueron más de 6.000. Desde empleados directos de Vale -alrededor de 400- e indirectos de empresas proveedoras -unos 4.000 de la construcción y otros más de 1.000 tercerizados-. Y fueron de todas las profesiones, desde obreros agremiados en Uocra hasta ingenieros.
 
Sin embargo, los datos que brinda la provincia cuyana hablan de 3.200 desocupados en el momento en el que se frenó el megaproyecto. Según el gobierno mendocino, actualmente solo el 30% de ese número estaría sin trabajo.

"La cifra de 6.000 está inflada", afirma el presidente de la bicameral Vale en Mendoza, José Muñoz. El legislador del Frente para la Victoria (FPV) por Malargüe cuenta que, tras la salida de la segunda minera de la región, las empresas subcontratistas que tenían mano de obra para el proyecto recibieron un subsidio para mantener puestos de trabajo. Se cobró entre abril y octubre pasado, y buscaba que los empleados mantuvieran un porcentaje del salario que venían recibiendo. De los cerca de 500 proveedores que había en el proyecto ninguno quedó activo.


NÚMEROS DEL PROYECTO.

El yacimiento fue descubierto por la minera TEA en 1978. En 2004, el proyecto arrancó gracias a la angloaustraliana Río Tinto. Cinco años después, Vale compró el proyecto (un yacimiento con una duración de unos cincuenta años) por US$ 850 millones.

En un contexto de necesidad de dólares, el proyecto Potasio Río Colorado de Vale -que incluía obras en Mendoza, Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires- preveía inversiones por US$ 5.915 millones (de los que se desembolsaron cerca de US$ 2.000 millones). Se proyectaban unos US$ 3.400 para la mina y la usina; US$ 175 millones para el desarrollo de un yacimiento de gas; US$ 1.560 para el desarrollo de ferrocarriles (340 km de nuevas líneas y 500 km de remodelaciones de viejas vías), y US$ 760 millones para inversiones portuarias en Bahía Blanca.

Según un brief de 2011 de la empresa, Vale iba a generar durante la operación de la mina unos 800 empleos directos (400 en la usina, 150 en el ferrocarril y 250 en el puerto) y aproximadamente unos 2.000 indirectos. En tanto, la mano de obra para la etapa de la construcción tendría un pico de 8.000 contratados en los diferentes rubros del megaproyecto. El consorcio de empresas que participaban del proyecto junto a Vale incluía a Techint, Camargo Correa, Odebrecht y Andrade Gutierrez. Sumaba también a YPF y Skanska, entre otras compañías.

Además del desempleo -que hizo subir casi en un punto porcentual-, la suspensión del proyecto en la provincia de Mendoza impactó en las exportaciones (un 40%) y en el PIB provincial (un 16%), según datos oficiales de la Dirección de Minería de Mendoza.

"El cepo fue un delirio", esgrime un importante ejecutivo de la empresa brasileña. "Lo que se pedía al Gobierno eran facilidades para traer plata; un tipo de cambio distinto. A Chevron, que trajo US$ 1.000 millones, le dieron muchas más cosas que a nosotros que traíamos US$ 6.000 millones", agrega. En rigor, Vale traía dólares a valor oficial, mientras sus insumos se apreciaban al valor del dólar paralelo.

"El otro problema fue el IVA. Cuando comprás cosas con IVA y no vendés hasta cinco años después se te hace un crédito enorme que es devorado por la inflación", comentó la fuente. La Nación accedió a un memo elaborado por consultores externos y que se preparaba para presentar al gobierno dos opciones para morigerar esa presión. No hubo tiempo.

Por otro lado, Vale iba a invertir unos cientos de millones en un acuerdo con YPF para desarrollar un yacimiento no convencional de gas natural en la provincia de Neuquén. El contrato ya estaba firmado. "En marzo de 2012, la estatización de YPF hizo esfumar esa posibilidad", comenta otro ejecutivo de Vale.

"Para despegar con el proyecto hubo que hacer una contribución patriótica", contó el primer ejecutivo. La empresa puso US$ 12 millones en un fondo socioambiental en Mendoza y US$ 11 millones en Río Negro, y una cifra similar en Neuquén. En Mendoza el proyecto dejaría 3% de regalías y 0,5% de ingresos brutos. La provincia recibiría además el 1% de la facturación anual (que era de US$ 1.000 millones). Sin embargo, en Mendoza se criticaba que más del 54% de lo recaudado por el proyecto terminaría en las arcas del gobierno nacional (por IVA e Impuesto a las Ganancias).

Los contrate y compre provinciales, acordados en actas con Mendoza, Neuquén y Río Negro, también produjeron problemas. En medio de las elecciones de 2011, y con duras críticas de los radicales sobre el alcance de esas cláusulas, el 17 de junio de 2011 la Dirección de Minería de Mendoza paralizó la obra. "Parte de que todo se haya parado fue culpa de las autoridades mendocinas. Los permisos no salían, ponían trabas y por cada cosa te pedían adicional", dice el primer empresario. "Había trabas de toda índole. Si no se contrataba a los amigos de los muchachos mendocinos había problemas", cuenta el segundo.

"Todos pasaban a pedir guita, todos hacían cola y te decían: si no te paramos", afirma el primero. Tal situación quedó plasmada en una nota del 10 de mayo del año último de la firma a Julio De Vido. "Cualquier compromiso de inversión que haya de ser asumido (...) ha de ser necesariamente afrontado con recursos ordinarios generados en la operación del proyecto y no a través de inversiones preoperativas que desnaturalicen los parámetros de inversión contemplados".

Elpais.com.uy

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