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Chile

La industria ha visto los costos de producción duplicarse en los últimos cinco años debido a los costos laborales y de electricidad más elevados y la menor ley del mineral. Y el nuevo gobierno sumaría mayores impuestos a estas preocupaciones.

Miércoles 04 de Diciembre de 2013.- Muchos chilenos celebrarán si Michelle Bachelet, como se espera, gana la segunda vuelta de la elección presidencial, pero las mineras de cobre -el pilar de la economía- están temerosas sobre las perspectivas.

La industria, que representa un tercio de la producción mundial y reservas de cobre, y también es un quinto del PIB de Chile, ha visto los costos de producción duplicarse durante los últimos cinco años debido a los costos laborales y de electricidad más elevados y a la menor calidad del mineral.

Y el nuevo gobierno probablemente sumará mayores impuestos a estas preocupaciones. Bachelet, una política de centroizquierda que ha hecho de la educación gratuita su principal plataforma de campaña, planea elevar el impuesto de primera categoría desde 20% a 25%.

Además, Chile podría desechar una ley que protege a la inversión extranjera en el sector respecto de royalties más altos, lo cual podría disuadir a algunos proyectos.

Junto con una caída de 30% en el precio del cobre desde hace dos años -analistas de Goldman Sachs predicen que los precios caerán 12% más en 2014- y un superávit global de cobre, la pérdida de competitividad de Chile ha llevado a reducir una serie de US$100 mil millones de potenciales inversiones mineras a apenas US$30 mil millones, según Villarino.

Dos de las mayores pesadillas en la industria son los costos laborales y los costos energéticos. Las grandes mineras ahora pagan salarios similares a los de Estados Unidos, pese a que tienen niveles de productividad de menos de la mitad que los de EEUU.

Desde que Argentina dejó de proveerle al país gas natural en 2010, los costos energéticos también se han disparado, con los costos en un proyecto casi triplicándose durante el último año, según un ejecutivo senior de la industria. Mientras, tanto la generación como los proyectos mineros se han retrasado -a menudo por demandas medioambientales, pese a que los proyectos hayan sido aprobados por el gobierno y las comunidades locales.

"El próximo gobierno debe enfrentar estos temas. Si no lo hace, entonces en los próximos tres o cuatro años empezará a haber problemas", dijo Diego Hernández, presidente ejecutivo de Antofagasta, la mayor minera privada de Chile. "Chile ha perdido competitividad y necesitamos recuperarla".

Algunas de las preocupaciones de las empresas podrían ser simplemente el temor a lo desconocido: el precio de la acción de Antofagasta ha caído 4% desde que Bachelet ganó la primera vuelta. En la segunda vuelta, el 15 de diciembre, enfrentará a Evelyn Matthei, la candidata de centroderecha, quien ha llamado a la continuación del "exitoso modelo económico" de Chile.

Pero hay otros problemas que enfrentar, especialmente en Codelco, la minera estatal. Desde su nacionalización en 1976, Codelco, que posee casi un 10% de las reservas de cobre a nivel mundial, ha reinvertido menos de 5% de sus ganancias, mientras las mineras privadas usualmente reinvierten cerca de 50%.

Como resultado, Codelco tiene una necesidad urgente de recapitalización para completar su programa de inversión a seis años por US$25 mil millones, que le permitirá mantener los niveles actuales de producción por otros 30 años.

"Hay una relación directa entre el debilitamiento de Codelco y el ataque a la minería privada", dijo una fuente de la industria. "Codelco debe prosperar a la par del sector privado o todo el modelo quedará en desequilibrio".

Pulso / FT

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