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Chile

En sus programas, ambas candidatas presidenciales posicionan a este combustible como fundamental en la estrategia de asegurar el suministro de energía y desplazar la generación a petróleo diésel, el más caro de usar.

Martes 03 de Diciembre de 2013.- La férrea oposición a carboneras e hidroeléctricas de gran escala obligó a la industria y autoridades a buscar un plan B para abastecer la demanda futura de energía. ¿Cuál fue la respuesta? Aumentar el gas natural licuado (GNL) en nuestra matriz.

De hecho, en sus programas, ambas candidatas presidenciales posicionan al gas como fundamental en la estrategia de asegurar el suministro de energía y desplazar la generación a petróleo diésel, el combustible más caro de usar.

Si bien existe consenso en propiciar que la infraestructura ociosa de gas disponible en el sistema -ciclos combinados o abiertos- vuelvan a "quemar" gas y no diésel como lo hacen centrales de las empresas que no tienen contrato de GNL, otros han planteado que esta es la opción de crecer en capacidad de energía de base.

Construcción rápida

Entre los aspectos positivos de crecer vía GNL se cuentan las menores emisiones que generan sus centrales en comparación a las carboneras. Para el ex ministro de Energía Marcelo Tokman, "la única alternativa que uno está vislumbrando para el desarrollo energético de Chile es en base a gas natural, pero en el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING), que es donde hay una 'licencia social' para poder ejecutar estos proyectos".

"Avanzar en la interconexión eléctrica con el norte y aprovechar esa posibilidad de aumentar la capacidad de gas, usando esta licencia para hacer nuevos proyectos en esa zona es una opción", opinó al participar en un seminario de la Sofofa.

Para la ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía (CNE) María Isabel González, "indudablemente este es un combustible más limpio que el carbón y el petróleo. También, entre otras de sus ventajas, es que sus plantas son de más rápida construcción que las a carbón".

El proceso de edificación de una iniciativa a GNL demora unos 28 meses, mientras que la termoeléctrica a carbón, unos 48 meses.

El también ex ministro de Energía Alejandro Jadresic comenta que si existiera un desarrollo de la matriz basado en las energías renovables e hidroeléctricas -especialmente las de Aysén-, el GNL no debería jugar un rol importante, "pero adquiere importancia si por distintas razones, económicas o políticas, se dice que no se desarrollan los proyectos de Aysén, siendo alternativa las termoeléctricas".

Sobrecostos por US$2.000 millones anuales

Cuando se habla de los aspectos negativos del gas natural no hay dos opiniones: su precio. De acuerdo a un informe encargado por la CPC a expertos eléctricos, de no poder aprovecharse plenamente los recursos hídricos o construir plantas de carbón, el costo medio de desarrollo en el Sistema Interconectado Central (SIC) "está pasando de US$80-90 por MWh a US$120-130, en el caso que se puedan desarrollar masivamente centrales en base a GNL".

Añade el estudio que dicha diferencia aplicada a la generación total del SIC implica un mayor costo de US$2.000 millones anuales "que deberán soportar los clientes residenciales e industriales. Esta situación dañaría la competitividad de la economía, originando el cese de operaciones de industrias y el consecuente impacto negativo en la producción, la inversión y el empleo".

"Lo que hay que buscar es una matriz equilibrada, ya que si bien el gas tiene atractivos, también cuenta con problemas, no sólo de costos, sino que mayor dependencia porque no es un mercado tan maduro, no como el carbón. El del gas es un mercado mucho más imperfecto, restringido y más político", sostiene Jadresic.

A su vez, González opina que "si queremos bajar los precios de la energía eléctrica deberíamos aprovechar también la existencia del combustible barato y abundante en el mundo que es el carbón".

LSOL

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