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Chile

Miércoles 13 de Noviembre de 2013.- Postular la nacionalización implica apostar por un cambio radical del modelo de desarrollo que ha seguido el país en las últimas décadas y con consecuencias de gran envergadura.

UN 83% de los chilenos apoya “nacionalizar el cobre”, de acuerdo a la última encuesta CEP, convirtiéndose así en una de las propuestas más populares de la campaña electoral. Este alto nivel de apoyo se explica en parte por las frecuentes menciones de parte de algunos candidatos presidenciales, así como también porque algunos líderes estudiantiles la han considerado como eventual solución para el financiamiento de la educación gratuita.

¿Qué significaría nacionalizar el cobre? ¿Sería efectivamente la panacea para solucionar los problemas del país o más bien una mala decisión que podría acarrear graves consecuencias?

Es cierto que la riqueza mineral de Chile es extraordinaria, pero ésta no existe si primero no se descubre y si no se hacen inversiones gigantescas para que su explotación sea eficiente. La idea de la nacionalización es popular porque la mayoría de las personas cree que los recursos mineros están ya identificados y disponibles, pero la realidad es que sin inversión y sin asumir riesgos muy elevados éstos podrían yacer eternamente bajo nuestra tierra sin llegar a conocerlos y sin que puedan convertirse efectivamente en progreso nacional. La pregunta entonces es ¿quién asume los enormes riesgos de la búsqueda de los recursos mineros y luego la responsabilidad de financiar las inversiones de miles de millones de dólares que cuesta cada mina de categoría mundial? ¿Sería conveniente que fuera el Estado, con recursos de todos los chilenos, o agentes privados que sean capaces de compensar adecuadamente al Estado, dueño de estos recursos?

Una abrumadora mayoría de experiencias de explotación minera en manos del Estado ha fracasado en otros países, ya que tarde o temprano las urgencias por financiar el gasto social se traducen en restricciones de financiamiento de la inversión que necesita la minería para desarrollarse. El caso de Codelco en Chile ha sido afortunadamente una excepción, por cuanto ha logrado consolidarse como una empresa de primer nivel mundial. Sus aportes al erario fiscal y al desarrollo técnico, comercial y fiscal son otra razón para la alta popularidad de la idea de nacionalizar el cobre. Sin embargo, tras la historia de éxito de Codelco también existe la realidad de un Estado de Chile que no le ha retribuido suficientemente con los recursos que necesita para desplegar sus capacidades y competir verdaderamente a escala global. ¿Es realista entonces pensar que el Estado podría administrar y financiar operaciones mineras dos o tres veces mayores que la escala del Codelco actual?

El Estado de Chile es dueño de los recursos mineros y es su deber buscar la mejor forma de beneficiarse de ello. Hasta ahora lo ha hecho a través de un modelo mixto público-privado, el cual requiere tanto un Codelco eficiente como una minería privada que compense adecuadamente al país, propietario de los recursos mineros. Perfeccionar este modelo es no sólo un derecho, sino un deber, y así también un enorme desafío. Postular la nacionalización, sin embargo, implica apostar por un cambio radical del modelo de desarrollo que ha seguido el país en las últimas décadas y con consecuencias de gran envergadura (Juan Carlos Guajardo, Cesco).

LTOL

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