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Chile

Adams plantea que foco debería estar en las materias primas.

Miércoles 12 de Marzo de 2014.- En el marco del programa Nueva Ingeniería para el 2030 de Corfo, que reunió la semana pasada a destacados expertos en la materia, el profesor emérito de la Universidad de Stanford, James Adams,  destacó la importancia de la ingeniería para el desarrollo económico y social del país.

Bajo ese contexto, el académico -que forma parte del consejo asesor que deberá seleccionar a los proyectos postulantes- subrayó la relevancia de esta iniciativa que busca apoyar a las universidades (que imparten carreras de ingeniería) con el propósito de ayudarlas en el proceso de generación de planes estratégicos y así llegar a transformarse en carreras de clase mundial. Precisa, que le parece un buen programa y hace hincapié en que se trata de “un buen momento”, dada las condiciones económicas del país.

Adams estima que Chile ha tenido “mucha fortuna” en tener materias primas, como el cobre. Por lo que la ingeniería debería enfocarse precisamente en la minería, dada la importancia del mineral rojo para el dinamismo del país. Al mismo tiempo agrega que la energía, el agua y el medio ambiente, también deberían concentrar el interés de esta carrera.

Además, resalta programas como Start-Up Chile de Corfo, que ha “producido un cambio. Hay mucha disposición al emprendimiento y de empezar nuevos proyectos. Es en las escuelas de ingeniería donde debería surgir ese tipo de personas”.

Sobre el propósito de Nueva Ingeniería para el 2030, el profesor emérito de Stanford dice que “hay que pensar primero en tener carreras de ingeniería que ayuden a Chile y no pensar tanto si son de clase mundial o no. Las escuelas de ingeniería deben estar al servicio del país. Por ello deben existir profesores de muy buena calidad, estudiantes muy motivados y dar a conocer al mundo lo que están haciendo”.

“Nueva Ingeniería para el 2030 tiene programación para seis años. Se puede hacer mucho. Chile no tiene que ser número uno en el mundo, pero podría ser número uno en Latinoamérica”, asevera.

El académico, que es considerado el artífice del cambio en la escuela de ingeniería de Stanford, revela que el éxito de esa entidad está dado por el vínculo de la universidad con la empresa. “Hay mucha cooperación entre la academia y el sector privado. Esto favorece el desarrollo del emprendimiento y de la innovación”, finaliza. 

DF

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