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Chile

Lo que ocurra con la inversión minera en Chile en los próximos años, depende de las acciones que ejerza el actual gobierno sobre los dos factores modificables de la estructura de costos de esta industria: la energía y el medioambiente.

Jueves 13 de Marzo de 2014.- HACE POCO se dio a conocer el índice de atractivo para inversiones mineras del Instituto Fraser de Canadá, en el que Chile cayó desde el primer lugar en 2003, al lugar 15 en 2012, y a la posición 12 en 2013, pero sigue estando 26 puestos antes que Perú, su principal competidor en minería.

La posición de Chile en 2013 es en realidad la séptima posición, detrás de Australia, Estados Unidos, Canadá, Finlandia, Suecia y Groenlandia. Los otros territorios considerados por Fraser son provincias de Estados Unidos, Australia y Canadá. Es decir, hay solamente países altamente desarrollados delante de Chile, y varios de ellos con bajo potencial minero en la actualidad.

El estudio Fraser es realizado a nivel global mediante una encuesta      -usualmente por internet- a  diversos actores. Sólo el 18% de los encuestados en 2013 corresponden a empresas mineras con más de 50 millones de dólares de ventas, mientras que el 50% son ejecutivos de compañías de exploración, en su mayoría pequeñas. Ello lleva a concluir que el estudio no representa la visión de las grandes compañías mineras, las que en Chile realizan más del 90% de la inversión minera.

Behre Dolbear, otra organización que realiza un ranking de atractivo para las inversiones mineras globales, utiliza una metodología basada fundamentalmente en indicadores de los países. Dicho ranking ubicaba a Chile en el tercer lugar en 2013, lo mismo que en 2010, sólo detrás de Australia y Canadá. 

Es claro que el atractivo para la inversión en minería en Chile bajó en los últimos años en relación a otros países, principalmente debido a factores naturales de nuestros yacimientos, al encarecimiento de la energía, a la creciente tardanza en aprobar los permisos ambientales de los proyectos y al alza del costo laboral.

Lo que ya ha aliviado el problema es la elevación del precio del dólar en un 15% en relación al año pasado, reduciendo en la misma cantidad el costo laboral, el que se paga en pesos. La tendencia del costo laboral en la minería -medido en pesos- ha seguido al alza hasta ahora, ya que los chilenos siguen pensando que el auge continúa, con empleo casi pleno y con un crecimiento saludable.

En cuanto al alza del costo de la energía y los factores ambientales, se ha hecho poco. Chile no tiene una política de desarrollo de su energía que sea apoyada por la ciudadanía, ni tampoco tiene claro los costos económicos para el país que implica el retraso de las inversiones. El gobierno entrante ha sido escueto en referirse a  estos temas, lo que preocupa, ya que revela que ello no es prioridad.

Lo que ocurra con la inversión minera en Chile en lo que resta de esta década, depende casi exclusivamente de las acciones que ejerza el actual gobierno sobre los dos factores modificables de la estructura de costos de la minería chilena: la energía y el medioambiente. Si bien estas dos barreras pueden parecer marginales para muchos, derribadas gatillarían un sinnúmero de inversiones.

Esta vez, entonces, el crecimiento minero chileno depende no sólo del precio del cobre, sino que de la voluntad de sus líderes.

LTOL / Opinión

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