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Bolivia

Jueves 27 de Junio de 2013.- Las reservas fiscales mineras han constituido un debatido problema en los diferentes sectores de la minería. Se explayaron en forma reiterada opiniones divergentes entre la minería privada y estatal. La primera de una u otra manera, ha propuesto en varias oportunidades, el criterio de levantar las reservas fiscales mineras para que de esa manera se pueda propender a la expansión económica de los yacimientos para llegar además a una diversificación del sector, en áreas en que existirían interesantes posibilidades de encontrar depósitos mineros de importancia comercial para su desarrollo y explotación. La minería estatal específicamente la Comibol, y otros entes e instituciones de Estado, han demostrado un criterio contrario al levantamiento de las reservas fiscales.

Es interesante advertir en estas dos opiniones contrapuestas que, por una parte, la empresa privada expresa su deseo de ampliar sus actividades exploratorias invirtiendo capitales de riesgo y poner en operación nuevos yacimientos. Sin embargo, esta actitud aparentemente se basa en el tradicional sistema de comprar o solicitar una concesión minera fundada en muestras recogidas por algún cateador, generalmente un minero chico que ha descubierto ciertos indicios de mineral. Por otra parte, el Estado plantea una utopía ampliamente comprobada durante tantos años, donde sus actividades geológicas no han alcanzado a probar nuevos cuerpos mineralizados económicamente hablando, que justifiquen la estructura de nuevas empresas mineras.

Actualmente, se observa que a pesar de los excelentes precios de minerales y metales, nuestra industria minera padece una tendencia sostenida de incremento, en sus costos de producción y beneficio, y un peligroso agotamiento de los yacimientos tradicionalmente explotados hoy en día.

Por las consideraciones anotadas se ha planteado que previamente al levantamiento de las reservas fiscales estas áreas deberían ser exploradas y prospectadas, evaluando su potencial mineralógico con el objeto de propender a una nueva política de expansión y diversificación.

Por otra parte y como importante antecedente se tenía el “cinturón de seguridad de Comibol” que era de cinco kilómetros alrededor de las concesiones de la minería nacionalizada que constituye el fondo de la reserva fiscal minera. Moroso sería hacer un análisis de las justificaciones que llevaron a tomar esta medida de declarar el “cinturón de seguridad” sobre las propiedades de Comibol. Lo cierto es que se han reservado áreas superabundantemente más grandes que las mismas concesiones otorgadas a Comibol para la explotación de sus yacimientos

El tiempo no ha demostrado que estas áreas hayan servido para evitar el robo de minerales de los diferentes yacimientos en explotación de la minería estatal. Justificación poco válida de la tecno burocracia.

Por último el Gobierno actual determina la medida de declarar reserva fiscal minera todo el territorio nacional minero, poniendo un candado ante cualquier posibilidad de conseguir inversiones para este sector que tanto necesita ahora más que nunca, dada la gran oportunidad de reactivación, por los precios internacionales de minerales y metales.

Para las generaciones del siglo XXI ya pasaron a la historia las ideologías dogmáticas.

Lostiempos.com

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