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Ecuador

Martes 25 de Junio de 2013.- Las calles lastradas y adoquinadas de la parroquia Los Encuentros, al noroccidente de Zamora Chinchipe, lucen desoladas. El movimiento comercial se redujo y casi no hay visitantes como ocurría hasta finales de mayo, cuando estaba abierta la oficina de la minera Kinross, en el centro de este pueblo. Los Encuentros, que tiene unos 5 000 habitantes, representaba un sitio estratégico para la operación de la empresa porque es el centro poblado más grande y cercano al yacimiento Fruta del Norte, donde planeaba extraer oro y cobre. Por ello, desde el 2009, esta concesionaria, que anunció su salida del país, entregó aportes económicos para mejorar escuelas, capillas, canchas, aceras e incentivar la producción agrícola. Entre el año pasado e inicios de este, Kinross entregó a la Junta Parroquial USD 150 000, que se destinaron a la ejecución de 25 obras como cerramientos de escuelas, adoquinado de calles, mejoramiento de aceras y canchas deportivas y reconstrucción de una piscina. Los proyectos fueron ejecutados en 10 de las 14 comunidades de esta jurisdicción. El parque central, que está lleno de árboles y luminarias, fue uno de los proyectos más representativos. Era el sitio de concentración de los mineros antes de ir al campamento, a 40 kilómetros de distancia. Se accede por una vía lastrada, que fue ensanchada por la firma canadiense. Por allí hay agricultores que sacan su plátano. El lojano Luis Jiménez, quien vive desde hace 45 años en la zona, destaca el aporte que realizó la empresa. "No solo estaba interesada en explotar los minerales sino que la comunidad tenga un desarrollo sostenible". Jiménez tiene un micromercado en el centro de la parroquia. Los mineros le compraban alimentos y artículos de aseo. "Con esas ganancias sostenía a mi familia". En las 48 manzanas del poblado hay varias construcciones nuevas, contadas son las de madera y teja. La mayoría es de hormigón. Funciona un hotel, una cooperativa de ahorros y locales comerciales. Según el presidente de la Junta Parroquia, Carlos Chamba, para el mantenimiento vial de los barrios Jardín del Cóndor, La Zarza, San Antonio y Santa Lucía se firmó el año pasado un convenio con Kinross, que aportó con equipo caminero. 40 kilómetros fueron recuperados. Por esos barrios se accede a Fruta del Norte. "Los directivos de la empresa dijeron que pese a salir del país cumplirán con los compromisos adquiridos". Los aportes también llegaron hasta la vecina parroquia Panguintza, ubicada en el cantón Centinela del Cóndor. Allí, funciona la Asociación de Pequeños Exportadores Agropecuarios Orgánicos del Sur de la Amazonía Ecuatoriana (Apeosae). Recibieron USD 800 000 durante cuatro años. Esos recursos se destinaron al pago del personal administrativo de la asociación, técnicos y capacitación de los socios. También, se utilizaron para la adquisición de equipos y abonos y la construcción de infraestructura para el almacenamiento de los frutos procesados como café, plátano y cacao. Hace 4 años, esta agrupación presentó su proyecto a la minera y la petición de fondos fue aceptada. Para el presidente de Apeosae, Jorge Castillo, con esa contribución brindaron trabajo a 450 agricultores de Zamora Chinchipe. Ellos exportan sus productos a Francia, Italia, Estados Unidos y España, sin intermediarios. El martes pasado, las productoras María Michay, María Zhingre y Lidia Díaz estaban escogiendo el café que será enviado a Francia. A ellas y a Castillo les causa consternación la decisión de la empresa de abandonar el Ecuador, "pero hay que continuar, pese a que nos falta más equipamiento", comentaba Castillo a sus compañeras. En Los Encuentros también preocupa la salida de la empresa canadiense. Según Chamba, hay rumores de la llegada de empresas de otros países. "Nosotros queremos que sean serios y que aporten a la comunidad". En las calles de esta parroquia dejaron de estacionarse las camionetas que transportaban a los ejecutivos y los trabajadores de Kinross. Los choferes prefirieron irse a Yanzatza y Zamora, las ciudades con mayor movimiento comercial de esta provincia. En la actualidad, el acceso a la oficina de Kinross, ubicada en el centro de esta parroquia, está restringido. Las puertas están cerradas y el guardia controla el paso de personas. En el interior aún hay empleados laborando, que están dedicados a recibir documentos para la liquidaciones de mineros. 120 exmineros consiguieron otros trabajos La oficina de la minera Kinross, en la parroquia Los Encuentros aún es visitada por exempleados. Hay quienes llegan para recibir las liquidaciones y otros para saber si hay novedades. Miguel Flores, de 49 años, llegó acompañado de José, su hermano mayor. Miguel dejó de laborar en la minera en febrero. "A 75 personas nos dijeron que no podíamos seguir laborando porque no se concretaba la firma con el Estado para la explotación". A inicios de este mes hubo otros 50 despidos. Eran las 09:30 del martes pasado y el cielo estaba nublado en Los Encuentros. La tristeza en el rostro de Miguel era evidente, pero estaba resignado porque con el dinero que recibió de la liquidación pudo cubrir algunas deudas. Los hermanos Flores se dedicarán a labores agrícolas en la comunidad Jardín del Cóndor, ubicado a kilómetro y medio de Los Encuentros, en dirección al campamento minero. En este poblado habitan 5 000 personas, de las cuales el 70% se dedica a la minería artesanal o labora en empresas. Tras los despidos ocasionados por la salida de Kinross, 120 obreros encontraron trabajo de albañilería. En la actualidad, construyen el Centro de Atención Prioritaria y la Escuela del Milenio, que los ejecuta Ecuador Estratégico EP en los poblados de Los Encuentros. El martes pasado, Fanny Torres recorría el Centro de Atención Prioritaria, que está junto al Gobierno Parroquial, ofreciendo alimentos a los exmineros. En un balde de plástico llevaba muchines y empanadas de verde. A cada uno entregaba una porción y luego anotaba en un cuaderno para llevar el registro de las deudas. Antes, Torres vendía su comida a los obreros que laboraban en la minera. "Por suerte hay estas obras para vender algo". Uno de sus clientes es Ángel Chamba, quien laboraba en Kinross. Está tranquilo porque fue contratado para edificar el Centro de Atención, pero su contrato durará seis meses. "Después no sé qué haré". Frente a esta construcción se mecía en una hamaca Mayra Gonzaga, de 25 años. Su hermana vendía comida en el parque de Los Encuentros. Ambas vendían comida a los choferes que transportaban a los empleados de Kinross. Ahora no sabe qué pasará porque pocos conductores circulan por el poblado. Según el presidente de la Junta Parroquial, Carlos Chamba, el movimiento comercial bajó. "Un hotel para 36 personas está vacío y otro quedó en construcción. De los seis restaurantes que habían, solo quedan cuatro".


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