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Chile

Es importante que la política monetaria se maneje de forma cuidadosa. Será el principal instrumento contra-cíclico de la economía.Por Luis Felipe Céspedes, académico de la Escuela de Negocios en la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI).

Viernes 07 de Junio de 2013.- La mera especulación de un potencial retiro del estímulo monetario en Estados Unidos dio paso a fuertes aumentos en las tasas de interés en el mundo, a la depreciación de monedas de países emergentes y en algunos casos a caídas importantes en los precios de acciones. Por otra parte, en un contexto de menores precios del cobre, la economía chilena comienza a dar señales de menor dinamismo económico y en particular de una menor inversión. ¿Es el fin de los súper ciclos? ¿Cuáles serían sus efectos? Vamos por parte.

Desde 2008 la Reserva Federal de EEUU ha venido comprando cantidades importantes de bonos del Tesoro americano y de bonos de hipotecas. El objetivo de esta política (llamada relajamiento cuantitativo) ha sido estimular la alicaída economía estadounidense en un contexto en el que la Reserva Federal llevó la tasa de interés a cero. Para un grupo amplio de analistas, esta política ha sido la adecuada. De hecho, algunos creen que debiera ser más agresiva, toda vez que esta economía se encuentra aún con un desempleo elevado en comparación con sus promedios históricos. Lo cierto es que esta política le ha permitido a la economía norteamericana evitar pérdidas en actividad económica aun mayores.

Lo complejo de la situación para la Reserva Federal es que si las expectativas de retiro del estímulo monetario generan un aumento significativo en las tasas de interés, pueden tener un efecto negativo en la recuperación de EEUU. Si es muy pronto para cantar victoria, es decir para efectivamente estar seguros de que la recuperación de la economía norteamericana es un hecho cierto, las cosas pueden empeorar.

El mundo emergente no ha sido inmune a la situación. Hasta hace poco la protesta por parte del mundo emergente había sido que la política monetaria ultra expansiva en el mundo desarrollado había generado un flujo de capitales hacia países emergentes que afectaba la competitividad (apreciación cambiaria) y potencialmente la salud financiera de dichas economías. Ahora bien, al atisbo de retiro del estímulo monetario internacional, las economías emergentes vieron subir sus tasas de interés de bonos y sufrieron significativas depreciaciones.

Las dudas que emergen en este escenario son qué tan vulnerables son dichas economías a cambios en la política monetaria en EEUU. En Latinoamérica tenemos una mala experiencia frente a cambios significativos en la política monetaria de EEUU. Hacia fines de la década de los ‘70 y comienzos de los ‘80, el aumento en la tasa de interés de la Reserva Federal fue el factor que gatilló una serie de crisis financieras en muchos países de Latinoamérica. Lo cierto es que los cambios regulatorios y de supervisión producto de esta experiencia han reducido los riesgos de manera importante. Pero en estas materias uno nunca se debe confiar. Un monitoreo constante y aun más intensivo en estos períodos es siempre necesario.

Ahora bien, el potencial fin de otro súper ciclo ha generado debate en nuestro país recientemente: el del cobre. Ambos ciclos pueden estar relacionados. Una caída en la liquidez internacional puede generar una caída en los precios de los commodities. Alternativamente, una caída en el precio del cobre podría producirse por una caída en el crecimiento del mundo emergente, especialmente de China.

Así, el efecto de una caída en el precio del cobre sobre la economía chilena dependería de manera crucial del contexto en el que ello ocurra. Si es en el contexto de una recuperación económica del mundo desarrollado, probablemente una acción contra-cíclica por parte de la política monetaria podría generar un amortiguador importante en materia de actividad económica, por la vía de una depreciación de la moneda y del consiguiente estímulo a las exportaciones.

Si se da en el contexto de un menor crecimiento mundial, las perspectivas son menos favorables. Una caída en la tasa de interés local probablemente buscaría estimular la demanda interna, pero la evidencia indica que ese canal ha sido utilizado intensamente a la fecha. ¿Cuánto más espacio hay en materia de consumo sin generar vulnerabilidades importantes? Probablemente no mucho. Por otra parte, el aumento en la inversión en el último tiempo ha sido liderado por la inversión en minería y energía debido a los buenos precios del cobre. Si el contexto es de caída en el precio del cobre, es poco lo que se puede esperar en materia de esta inversión.

¿Y la política fiscal? Es probable que en ambos escenarios tendría que ajustarse. Si la caída en el precio del cobre viene acompañada con una revisión en sus perspectivas de largo plazo, dicha caída en el precio del cobre generaría una caída importante en la recaudación fiscal. Una caída a un precio de largo plazo de US$2,6 la libra podría generar un aumento en el déficit estructural de 1% del PIB (que se sumaría al 1% que actualmente se proyecta). Dado que la situación fiscal en términos de deuda es excelente (recuerde que entre 2004 y 2008 se ahorró parte importante del incremento en el precio del cobre), no estaríamos en una situación crítica. Pero el espacio para una acción contra-cíclica por parte de la política fiscal sería muy limitado en comparación con el período 2008-2009. 

Por eso es importante que la política monetaria se maneje de forma cuidadosa. Frente a escenarios como los descritos anteriormente, será el principal instrumento contra-cíclico de nuestra economía.

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