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Asia

16 de Diciembre de 2011.- De América Latina a China vuelan materias primas, energía y alimentos. Del país asiático llegan productos tecnológicos, bienes terminados, textiles y proyectos de cooperación.

En la década pasada, las exportaciones del subcontinente al gigante económico han aumentado 12 veces, mientras las importaciones han crecido ocho veces, según Sistema Económico Latinoamericano (SELA). El intercambio supera el comercio que tenían muchos países del área con socios tradicionales como Estados Unidos o vecinos propios.

El proceso es visto como una relación semejante a la que tuvo Japón con las naciones cercanas entre los años sesenta y noventa. Entonces, el país nipón impulsó el crecimiento económico de sus vecinos (que incrementaron su ingreso per cápita de 15% a 70% con relación a Estados Unidos) a través de su desarrollo tecnológico.

"China se ha convertido en un socio estratégico para América Latina y el Caribe, hay muchas oportunidades para alcanzar acuerdos de exportación e inversión en las áreas de minería, ingeniería, agricultura, infraestructura, ciencia y tecnología", dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal.

El país ya desplazó a Estados Unidos como socio principal de Brasil, igual que en Chile, en materia de importación. En Venezuela, también superó a Colombia y Brasil como aliado comercial. El caso de México es especial porque aunque es un mercado competidor del chino para productos de exportación a Estados Unidos y Canadá, el comercio bilateral creció 2.000% entre 1990 y 2010. En otras naciones el avance es evidente: en Uruguay aumentó 40% entre 2010 y lo que va de año, y Ecuador le vende 54% de su petróleo al gigante asiático.

La importancia de China para la región se concentra en su alta demanda de productos primarios. Para mantener su nivel de crecimiento (8% anual desde hace una década) demanda alimentos, energía y materias primas. Y América Latina se las está proveyendo.

Como contraparte, los países latinoamericanos se han beneficiado de la demanda china porque ha elevado los precios de las materias primas que coloca en el mercado internacional. Analistas económicos, entre ellos el Banco Mundial, indican que el ascendente intercambio produjo un efecto protector sobre la región, que la resguardó de efectos mayores durante la crisis financiera de EE.UU. y Europa.

Alimento seguro

Argentina se ha convertido para China en una fuente de alimentos a largo plazo. Esta invirtiendo en tierras. Un ejemplo es el acuerdo marco entre dos provincias ­Río Negro y Heilongjiang­ y la empresa de alimentos Beida Yuang. El objetivo es alquilar a dueños privados hasta 200 mil hectáreas para asegurar maíz, trigo, soya y leche a los habitantes de Heilongjiang durante 20 años.

A cambio, Beida Yuang se comprometió a invertir US$ 1.450 millones para irrigar esas tierras. No obstante, la iniciativa ha sido criticada por razones ecológicas y de "soberanía alimentaria".

Beijing también planea comprar tierras en Perú. La idea es participar en los proyectos de irrigación en Olmos (en el norte) y Majes (en el sur del país), que aumentarán en casi 80 mil hectáreas la frontera agrícola. Harry Chang, funcionario de Pro Inversión, dijo que los chinos buscan asegurar su aprovisionamiento de alimentos. "Comprarán tierras no cultivadas y no afectarán a los productores locales", afirmó.

A pesar del optimismo, el vicepresidente de la Convención Nacional del Agro Peruano, Jorge Prado, considera que esto debe ser evaluado minuciosamente porque significaría una suerte de coloniaje, que podría atentar contra la rentabilidad del sector y la biodiversidad peruana, su más importante carta de presentación.

En Uruguay, el único país latinoamericano que exporta ganado en pie para el mercado chino, los asiáticos también han mostrado interés en la compra de tierra.

En Argentina, el tema agrícola con Pekín ha sido motivo de roces. Aunque se firmaron acuerdos de intercambio y algunos han funcionado bien, en los últimos años estalló un conflicto por medidas proteccionistas chinas sobre los aceites de soya argentinos, uno de sus principales productos de exportación.

Chile también es un proveedor relevante de alimentos para el país asiático. El año pasado, 81% de los trozos de trucha congeladas importados por China venían de la nación sureña que, además, es líder en las importaciones chinas de cerezas frescas (75%), ciruelas frescas (74%), manzanas frescas (70%), frutillas congeladas (58%), uvas frescas (51%) y vino a granel (35%).

Obras en ascenso

Otro tópico de intercambio son los proyectos de infraestructura que realizan empresas chinas en la región. Citic Construction está armando 297 vagones por US$ 500 millones para el sistema de transporte subterráneo de Buenos Aires, por orden del Gobierno. Además, China Railways se asoció con la firma Roggio para construir una red de Metro en Córdoba por US$ 1.800 millones.

En Ecuador, la construcción de seis centrales hidroeléctricas es desarrollada por firmas chinas. Sólo en dos proyectos se efectuaron concursos para la contratación de las constructoras. En las restantes se invitó a empresas chinas a participar.

La mayoría de estos proyectos tiene un retraso de por lo menos dos años, porque dependen de la entrega de los créditos chinos que han demorado en ser negociados. El proyecto es ambicioso. De concretarse, el país contará con 55% más de capacidad para generar energía respecto a la actual.

Aunque la inversión directa de China en Costa Rica es de 0,2% del total, el Gobierno del Estado centroamericano proyecta a su país como una base para la instalación de empresas del gigante asiático interesadas en América del Norte y el Caribe. La ministra de Comercio Exterior, Anabel González, declaró que ese puede ser el centro de interés del país asiático, pues al producir bienes desde Costa Rica las empresas chinas podrían aprovechar las ventajas del libre comercio vigente con Estados Unidos, Canadá, México, Chile, Panamá, República Dominicana y algunas de la Comunidad de Estados del Caribe.

Un paso clave para darle sustento a estas proyecciones fue el lanzamiento oficial de las negociaciones para un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países. Ese pacto está en vigencia desde el 1 de agosto de este año y marcó un hito en las relaciones diplomáticas bilaterales, que fueron suscritas el 6 de junio del 2007, por el entonces presidente de la República, Óscar Arias.

El hecho implicó la ruptura del vínculo de Costa Rica con Taiwán, lo que causó sorpresa. China respondió al gesto. Como hace con la mayoría de sus nuevos socios en el mundo en desarrollo, donó a Costa Rica un estadio ­construido en su totalidad por obreros de ese país­ para sustituir la vieja edificación del Estadio Nacional en San José.

Energía directa

Venezuela, Ecuador, Argentina y Brasil son los suministradores clave de petróleo. El caso más evidente es el del gobierno venezolano, que intensificó el intercambio energético bilateral desde 2007, cuando suscribieron el Fondo de Cooperación China­Venezuela.

El instrumento se convirtió en la fuente de financiamiento de obras de infraestructura públicas a partir de un préstamo de US$ 4 mil millones desembolsados por el Banco de Desarrollo de China, y cuya amortización se hizo atada al suministro de cien mil barriles diarios de petróleo.

Este mecanismo elevó los préstamos a Venezuela a casi US$ 40 mil millones, lo que implica el despacho de cerca de 430 mil barriles por día a China.

La nación del Lejano Oriente también se ha convertido en la principal financista de Ecuador, luego de la fuerte crisis de 2009 que produjo una baja en los precios del crudo. Para recuperarse, el gobierno de Quito firmó con Beijing un primer crédito de US$ 1.000 millones ese mismo año.

En la actualidad, la deuda aproximada es de US$ 6.700 millones, casi 12% del PIB, razón por la cual Ecuador envía a China 54% de su petróleo, casi nueve millones de barriles al día.

La energía también es vital para la relación chino­argentina.

En el año 2010 Cnooc International Ltd., una división de la empresa petrolera china más importante (Cnooc), y la argentina Bridas Energy Holdings, acordaron tener una participación de 50% cada una en Bridas Corp., que realiza actividades de exploración y producción en Argentina, Bolivia y Chile, principalmente a través de su 40% en Pan American Energy.

En Brasil los sectores de energía y minería representan 90% de las inversiones chinas.

Datos de la Cámara de Comercio Brasil­China muestran que, en ese año, los chinos se convirtieron en los mayores inversionistas extranjeros en el país con el anuncio de la entrada de US$ 30 mil millones.

Materia prima

No hay duda de que China se ha convertido en parte importante de los ingresos de Chile.

Los envíos a ese país hoy son aproximadamente nueve veces más grandes que hace siete años, y todo se debe al cobre: 35% del metal se va a China con exportaciones 11 veces más grandes que hace siete años.

Minmetals, una de las mineras más grande del mundo y principal compradora de cobre de China, firmó en mayo de 2005 un convenio con la minera estatal de Codelco que implicó el pago adelantado de US$ 550 millones a cambio de 50 mil toneladas anuales por 15 años.

Perú también compite como exportador a China: 97% del total de sus ventas son minerales, casi la totalidad del intercambio comercial, que para el cierre de este año bordeará US$ 7 mil millones. Pero el Gobierno de Lima quiere cambios.

En la V Cumbre Empresarial China­América Latina, realizada en Lima los días 21 y 22 del mes de noviembre recién pasado, el presidente Ollanta Humala pidió a los empresarios de ese país diversificar el abanico de sus inversiones.

Las ventajas y los costos

Como todo, la relación con China trae costos y beneficios.

Chihon Ley, director de Programas en Asia del Centro de Educación Ejecutiva de la Universidad Adolfo Ibáñez, destaca que en el ámbito comercial los importadores y los consumidores latinoamericanos se han visto beneficiados "por un fácil acceso a muchos productos chinos de consumo masivo, a precios muy convenientes y que difícilmente productores locales podrían ser capaces de ofrecerles".

La contraparte negativa del comercio, dice Ley, es que una serie de fabricantes latinoamericanos de esos mismos productos tuvieron que reconvertir sus actividades o simplemente cerrar los negocios.

El presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, José Augusto de Castro, indica que China impone sus condiciones. Las industrias brasileñas se ven perjudicadas con la invasión de productos chinos. La elevada carga tributaria, el cambio desfavorable ­el real está valorado frente al dólar, mientras la moneda china está desvalorizada con relación al dólar­ y los problemas de infraestructura y logística restan competitividad a los fabricantes nacionales de productos manufacturados. Así, crece el número de investigaciones sobre prácticas de competencia desleal contra China.

Otros apuntan a que los productos chinos no tienen altos estándares de calidad, percepción que empresarios de ese país han sido prestos en contrarrestar. "De manera gradual y sostenida el país ha escalado en la búsqueda de reconocimiento tecnológico", dijo Scott Sykes, vicepresidente mundial de comunicaciones y relaciones públicas de Huawei.

Sobre su faceta de exportadora de materia prima, el especialista señala que América Latina seguirá beneficiándose de su relación con el gigante asiático por lo menos entre 15 y 20 años, porque es la duración del lapso del ciclo virtuoso que se prevé para la demanda china por estos productos. Lo que también tiene un costo.

"Esta ventaja económica y el correspondiente aumento de los flujos puede transformarse en un problema porque los países latinoamericanos afrontan el riesgo de volver a una fase primaria de producción, enfocados en artículos sin valor agregado, y transformarse en economías meramente extractivas. Ya antes en Latinoamérica estuvimos sometidos a una dinámica del tipo centro­periferia con respecto a Estados Unidos. Hoy corremos el riesgo de repetir esa misma dinámica con China", indicó.

Como Ley, muchos especialistas recomiendan a los países no actuar solos frente a la nación del Lejano Oriente ­firmando acuerdos y negociando términos arancelarios­, sino en conjunto.

Tomando en cuenta esa experiencia, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, presentó una serie de sugerencias para los gobiernos latinoamericanos.

"La relación entre China y la región está lo suficientemente madura como para dar un salto de calidad. Es posible y necesario avanzar en la diversificación del comercio: la creación de alianzas comerciales birregionales, elevar los montos de las inversiones mutuas, incrementar sustantivamente la cooperación en innovación, educación, ciencia y tecnología, y promover el diálogo de alto nivel y el acercamiento de posiciones en asuntos clave de la agenda global", señala.

20 años se podría beneficiar América Latina de la demanda china de sus productos.

Centrales: en Ecuador, la construcción de seis centrales por firmas chinas aumentará en 55% la generación.

Petróleo: Venezuela, Ecuador, Argentina y Brasil son los suministradores clave a China (El Mercurio).

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