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Chile

A la SEC le informa que cualquier demora en su proyecto emblemático o costos no anticipados tendrán efectos adversos en las condiciones financieras o resultados operacionales de Molycorp. De hecho, ya lleva dos aumentos de capital en un año.

Lunes 28 de Octubre de 2013.- Como una inversión de “alto grado de riesgo” se autodefinió Molycorp en la presentación que hizo ante la Securities and Exchange Commission (SEC), a raíz del aumento de capital por US$ 258,7 millones que concretó el 21 de octubre recién pasado. Pese a ello, la chilena Molymet volvió a apostar a esta empresa que se dedica a la extracción, procesamiento y comercialización de minerales conocidos como tierras raras. Esta vez desembolsó US$ 70 millones, comprando cada acción a US$ 5.

Con este último monto, Molymet ya suma US$ 595,6 millones invertidos a un precio promedio de US$ 12,93 por acción. Más otros US$ 20 millones en bonos convertibles en acciones.

Su primera compra la realizó en marzo del año pasado cuando adquirió el 13% de la propiedad de Molycorp a US$ 31,2 por acción. De esa fecha a esta parte, el precio –que ya llevaba una tendencia a la baja– siguió derrumbándose. Molymet continuó acumulando papeles de la firma estadounidense listada en Nueva York, vía aumentos de capital o compras en el mercado, hasta tener en sus manos el 21% de la propiedad, transformándose así en su principal accionista, aunque sólo tiene un representante en el directorio: John Graell (CEO de Molymet).

El interés de Molymet por Molycorp radica en que combina la producción de cerca de 13 de los 17 tipos de tierras raras, con instalaciones industriales en tres continentes, y la considera clave para consolidar su liderazgo mundial en el procesamiento de metales estratégicos. Estos minerales son ocupados para la fabricación de vehículos híbridos o eléctricos, turbinas de viento, fibra óptica y aparatos móviles, entre otros.

De sobresalto en sobresalto

Varios sobresaltos ha tenido Molymet. Desde una investigación de la SEC a raíz de dudas sobre la exactitud de la información que entregaba Molycorp, de la cual zafó bien, hasta las múltiples zozobras que ha sufrido su proyecto Nueva Phoenix que implicaba la expansión y modernización de la mina Mountain Pass, el mayor yacimiento de este tipo de recursos fuera de China.

Por lo visto, esta última iniciativa le seguirá provocando preocupaciones. Inicialmente se habían diseñado dos fases para llegar a las 40 mil toneladas métricas, pero finalmente se optó por concluir la primera etapa y dejarla con una capacidad de 19.050 toneladas métricas, a un costo que hoy se estima en US$ 1.550 millones. El presupuesto original era de US$ 781 millones.

Si bien inició sus actividades en enero de este año, apenas ha llegado a enterar una producción anualizada de 10.600 toneladas métricas. “Se espera que la producción continuará a bajo nivel en los próximos trimestres”, reconoció la compañía a los inversionistas. Al tiempo que señala que el crecimiento de Molycorp depende del término del proyecto de Mountain Pass (California, EE.UU.), por lo tanto, esta instalación es clave.

Pero eso no es todo. Otro de los activos valiosos de Molycorp es Molycorp Canadá (ex Neo Material Technologies Inc) que compró en US$ 1.300 millones en 2012, transformándose en líder de los Neo Powders que se usan en la producción de magnetos de alta capacidad, los cuales son utilizados en los micromotores, sensores y otras aplicaciones. Las dificultades propias de la integración de una nueva compañía, unidas a la falta de experiencia en este tipo de adquisiciones, hicieron que la firma perdiera “momentum”.

¿Por qué es una inversión de alto riesgo? La misma empresa aclara su vulnerabilidad en el informe a la SEC. Afirma que la producción de tierras raras es muy intensiva en capital de trabajo y la modernización y ampliación del proyecto estratégico Mountain Pass requerirá de recursos sustanciales. Cualquier demora o costos no anticipados tendrán efectos adversos en las condiciones financieras o resultados operacionales de Molycorp. Un tema a tener en cuenta porque, luego de realizar un aumento de capital en enero, el entonces CEO interino de Molycorp, Constantine Karayannoupoulos, informó en marzo, junto con las pérdidas netas anuales al 2012 de US$ 460,9 millones, que la empresa estaba suficientemente capitalizada como para enfrentar la operación 2013.

Lamentablemente se quedó corto. A junio recién pasado, la compañía acumulaba pérdidas por US$ 107,48 millones atribuibles a sus accionistas, un 51,2% mayor que lo registrado a junio de 2012 por mayores costos de producción y menores precios de venta. No les quedó otra que echar mano a un segundo aumento de capital en octubre. Por otra parte, está el mercado. China controla el 95% de la oferta mundial de metales especiales. En 1999, este país asiático introdujo cuotas de exportación para este tipo de recursos y 10 años después declaró que iba a restringirlas, lo que causó pánico internacional e hizo subir los precios. Sin embargo, estos se desplomaron cuando el gobierno de Pekín comenzó a dar visos de que flexibilizaría su política.

Un ejemplo para graficar la volatilidad del mercado es suficiente. China vendió Cerio a US$ 9 por kilo/FOB en 2009, subió a US$ 99 en 2011 y este año ha rondado entre los US$ 11 y US$ 7.

El 48,8% de las tierras raras contenidas en Mountain Pass es Cerio, el que tradicionalmente ha tenido una baja demanda. Sin embargo, la firma estadounidense apuesta a que las nuevas innovaciones tecnológicas pueden estimularla.

Plansee sigue apostando

Pese a todas estas luces rojas, la austriaca Plansee ha persistido en su intento de comprar cuotas mayores de la chilena Molymet. No sólo porque le interesa la operación principal de esta compañía –procesador de concentrados de Molibdeno y Renio–, sino porque aprueba el ingreso a Molycorp. Entró en marzo de 2011 con un 7%, pagando US$ 198 millones, y hoy ya suma 14,34% de la propiedad. Sin embargo, la mayor parte de las acciones está en manos de las familias fundadoras de la empresa, cuyo origen data de 1936, cuando Antonio Gianoli y George Mustakis crearon la Fábrica Nacional de Carburo Ltda, en Los Andes. Si bien no existe un controlador en la empresa, a diciembre del año pasado, las distintas ramas Gianoli tenían casi el 50%. En tanto que los Mustakis contaban con cerca del 10,14%, y sociedades controladas por el grupo Matte enteraban otro 10,14%. Con toda esta puja, el precio de la acción ha caído poco más de 3% en el último año y se aloja en torno a los $ 7.900.

El directorio presidido por Carlos Hurtado, quien es secundado por George Anastassiou, Gonzalo Ibáñez, Jorge Larraín, Eduardo Guilisasti, Alberto Pirola, Raúl Alamos, José Miguel Barriga y Michael Schwarzkopf, ha definido a Molycorp como “inversión significativa”, puesto que ya representaría casi el 30% de sus activos totales. A medida que ha pasado el tiempo, también ha profundizado la información respecto a la firma estadounidense, aunque todavía no la califica como de “alto grado de riesgo”. Indica, eso sí, que Graell participa activamente en el directorio de 8 miembros y que “hay un equipo de profesionales con dedicación exclusiva en el seguimiento de los proyectos y en el control de gestión asociada”. Pero no entra en detalles sobre su real influencia en el manejo de la compañía, que al final de cuentas es la pregunta relevante.

Nota: Este análisis se hizo sobre la base de la información publicada por las empresas aludidas ante los organismos reguladores de Chile y Estados Unidos.

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