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Chile

Viernes 24 de Mayo de 2013.- Si dejara de operar la unidad San Isidro de 374 MW, se podría provocar un déficit de energía en junio y julio. Las escasas lluvias en la zona centro sur del país podrían traer un serio problema para la seguridad de suministro eléctrico durante el próximo mes.

De acuerdo con un estudio realizado por el Centro Económico de Despacho de Carga (Cdec) del Sistema Interconectado Central (SIC), si fallara una central térmica de magnitud durante junio o julio, se podría generar un déficit de generación eléctrica.

Esto último —sostiene la ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía (CNE) María Isabel González— obligaría a la autoridad a aplicar un decreto de racionamiento eléctrico que ayude a asegurar el abastecimiento del insumo en período peak de demanda.

Dicha medida tiene como objetivo prevenir eventuales cortes de luz, como resultado de una mayor demanda de energía que no puede ser suplida.

Para llegar a esta conclusión, el informe evalúa tres casos hipotéticos en un escenario de bajísima hidrología, similares al que se vive en la actualidad y con un crecimiento de la demanda eléctrica de 5,6%.

Para el primer caso, donde todas las centrales térmicas operan con normalidad, se concluye que no habrá déficit de energía durante los próximos seis meses.

Pese a lo anterior, se advierte que el suministro estará ajustado si se alcanzan niveles mínimos de embalses como en los años 68-69 y 89-90.

Al tomar la segunda hipótesis, que supone que deje de operar la termoeléctrica San Isidro (374 MW), el análisis arroja un déficit de generación de 0,96% durante junio y 1,21% para julio de 2013.

Según María Isabel González, está situación obligaría inmediatamente a la autoridad a tener que anunciar un decreto de racionamiento que permita aplicar una serie de medidas para evitar inicialmente los cortes de luz para los hogares.

“En primera instancia se podría obligar que las distribuidoras reduzcan sus voltajes eléctricos para disminuir la cantidad de energía a utilizar. Otra disposición va relacionada con flexibilizar las medidas de seguridad de transmisión eléctrica para permitir que en los horarios de mayor consumo se pueda trasladar una mayor cantidad de energía por los tendidos”, afirma la consultora.

Finalmente, el tercer caso, que supone que no estuvieran disponibles 259 MW de energía —de las unidades Olivos (109 MW), Degan (34 MW) y Espinos (116 MW)—, también se traduciría en un déficit de energía para el sistema en junio y julio.

Adicionalmente, el estudio sostiene que “este caso presenta energías de déficit durante el mes de octubre, las cuales son localizadas exclusivamente en la zona de la isla de Chiloé, y son producto de las restricciones de transmisión que afectan a dicha zona, principalmente debido a la indisponibilidad de la central Degan”.

Como conclusión, el informe sostiene que la situación en los próximos dos meses será delicada para la operación segura del sistema. “En consecuencia, de presentarse hidrologías extremadamente secas, el sistema se encontraría en una situación de abastecimiento ajustado, especialmente durante los meses de junio y julio del 2013”.


Las medidas aplicadas en las últimas emergencias

Varias son las medidas que establece la autoridad cuando aplica un decreto de racionamiento a nivel país.

Cuando dicha reglamentación se ejecutó en 1999 —última vez en que se reglamentó con cortes de luz bajo una situación extremadamente crítica— en primera instancia se obligó a las compañías de distribución eléctrica a bajar los voltajes para los hogares nacionales y el gobierno lanzó una fuerte campaña para ahorrar electricidad.

Pese a las dos medidas aplicadas, estas no fueron suficientes y se comenzaron a realizar cortes programados por zona y por lapsos de tiempo que podían llegar hasta las tres horas.

Así, el Gobierno dividió Santiago en ocho zonas, y los cortes de luz determinados entre las 7:30 y las 23:30 fueron rotando entre las distintas áreas.

El decreto de racionamiento obligó a las empresas a paralizar sus operaciones durante varias horas del día, lo que generó un perjuicio grande a la economía chilena debido a los altos costos de la energía y la menor productividad diaria.

Según María Isabel González, ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía (CNE), la situación que vive el país no es tan dramática como la de 1999, por lo cual se podrían aplicar medidas pero no al punto de que se programen cortes de luz.

La última vez que se ejecutó una medida de racionamiento fue en 2011 y se extendió hasta fines de 2012. Ese año el Presidente Sebastián Piñera dictó un decreto preventivo de racionamiento eléctrico, debido a la fuerte sequía y la menor disponibilidad de energía de base termoeléctrica.

En aquella ocasión se estableció que el sistema debía reducir en hasta un 10% la tensión del voltaje, lo que permite bajar en cerca de 2% el consumo eléctrico.

También se restringió la utilización de agua en los embalses de generación, al determinar que las empresas eléctricas debían reservar una cantidad de agua equivalente a 500 GWh, lo que aseguraba la operación de las centrales por cerca de diez días.

Emol

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