La minería en la cápsula del tiempo

Argentina

Martes 28 de Mayo de 2013.- Finalmente, la multa que le impuso Chile a Barrick por la gestión ambiental complementaria a las obras de Pascua Lama no fue tan terrible como muchos temían. La empresa “lamentó profundamente” la sanción, pero seguramente en la intimidad respiró aliviada: US$ 16,5 millones y la obligatoriedad de un racimo de obras no son ni graves perjuicios ni objetivos difíciles de cumplir. El cambio de figuras en la división Sudamérica del holding y en Minera Nevada, la filial chilena hizo lo suyo y ya se nota la empatía entre el ex Codelco Eduardo Florez Celaya y la administración de Sebastián Piñera. La coincidencia es que la mina binacional debe construirse, para lo cual será clave la planta de ósmosis inversa para el tratamiento de aguas propuesta. Una solución que en Argentina ya adoptó con éxito la decana Minera Aguilar, su tecnología fue premiada en los foros internacionales.

Glencore, o mejor dicho la naciente Glencore Xstrata es la que viene dando que hablar en los corrillos locales. Como coletazos de la gran fusión sobrevinieron esperados reacomodamientos en su management regional, junto a algunos ajustes de estructura. El más sonado aquí es el de Pachón, proyecto que venía en un ralentí a la espera de nuevos vientos en la política y en la economía de la Argentina. El ministro de Minería de San Juan, Felipe Saavedra, dijo en estos días que su provincia está consolidando la industria minera para los próximos 50 años y citó como ejemplo de su tesis la avanzada del proyecto de cobre calingastino. Con un error de apreciación: Pachón no tiene la factibilidad aún, proceso que demoró Xstrata por lo dicho.

La entrevista al funcionario es de Tiempo de San Juan, diario que reveló también el interesante pozo de que acopió el ministerio de Saavedra en el fondo constituido para promover la minería (forjado con el 4x1.000 de todos los contratos de proveedores del sector en San Juan). Mucho deporte y poca divulgación educativa, social, cultural y en medios es el resumen sobresaliente de este inventario de auspicios.

Auspicioso, precisamente, no es lo que ocurre en Santa Cruz, donde las mineras van de mal en peor en su relación con la política provincial y en su perspectiva de continuar con el desarrollo del inigualable potencial del Macizo del Deseado. El que avisa no es traidor, podría decir el gobierno del desencajado (valga el juego de palabras), Daniel Peralta. Hace dos semanas, el ministerio de la Producción citó a las tres operadoras y a las mineras con proyectos más avanzados para decirles que si no aportaban 15.000.000 de pesos/mes al erario santacruceño, vivirían el peor de los infiernos. Trascartón, retomó la actividad el sindicalismo salvaje, que ya se visitó a Cerro Moro, hace diez días, y Lomada de Leiva, el viernes último (en éste caso, ni ser socio de Fomicruz da un salvoconducto de tranquilidad), y bloqueó accesos y rutas mineras, llevando a la respuesta pugilística de AOMA que lidera Javier Castro. El 13 de junio es la fecha pautada para que la Legislatura elija entre dos proyectos (ver nota en esta edición), lo cual complicará fatalmente la inversión minera en la provincia. La novedad ha sido que los legisladores de La Cámpora dicen a los mineros que hoy son incapaces de seguir oponiéndose al proyecto del Ejecutivo. Por estas horas, todas las instancias para impedir un impuestazo parecían agotadas y sólo queda escuchar qué dirán las casas matrices de las mineras que invirtieron en Santa Cruz. Un adelanto ya lo dio en The Wall Street Journal, el líder de Anglo Gold Ashanti, Jorge Palmes. “No hay condiciones para seguir invirtiendo” advirtió.

En medio de estas peripecias, esta semana salió por Télam el veterano secretario de Minería de la Nación a resaltar el papel clave que le ha cabido al sector en el impulso de exportaciones y en la sustitución de importaciones en la dékada.

A propósito de sustituciones y del consecuente compre nacional, resultó interesante lo que dejó caer el festejado Tomás Bulat en un reciente encuentro con mineros: “cuando se desarrolla un sector, se tiene que trabajar con la cadena de de valor. Hay que darle perseverancia y futuro. Hay que generar proveedores, pero ¿Cómo sigue toda la minería en su conjunto? Tiene que haber una coherencia. Los proveedores que crecieron muy rápido tienen que aprender que irán más lento. Hubo mucho desarrollo de golpe y muchos hoy trabajan con niveles de ineficiencias lógicas de un crecimiento fenomenal, van a tener que madurar”.

Siguiendo con el sempiterno Jorge Mayoral: las cifras del funcionario suelen estar un poco infladas, pero tiene razón en describir el auge que vivió la actividad minera en la década. Y no tanta en atribuir el ciclo de retracción de hoy al puro y duro contexto internacional. Así se lo han hecho ver recientes visitas a su despacho, como la de Pirquitas, minera que previamente estuvo con el gobernador jujeño Eduardo Fellner para recitarle sus quejas. No hay condiciones para seguir proyectando inversiones, le dijeron al funcionario invocando el grifo cerrado para girar utilidades y la vuelta de la AFIP a las viejas picardías de 2009: sentarse sobre los dólares del IVA a la exploración y a la exportación, una mora en los reintegros que está complicando a las compañías mineras en general.

Por estos días, los mensajes de Mayoral a sus interlocutores pivotean sobre la imposibilidad del área a su cargo de vencer el enjambre de trabas del ministerio de Economía y la apelación a que los empresarios mineros sigan fieles al gobierno que promovió la radicación de inversiones. Ayuda, lógicamente, a este truco dialéctico la evidencia de que en la oposición al mundo K hay conocidas caras de pocos amigos, como Pino Solanas y Lilita Carrió, flamante pareja electoral que organizó la semana pasada su enésimo debate contra la “megaminería”.

Si alguna asignatura pendiente tienen los mineros es haberse procurado un mejor feeling con esos sectores que vienen atrás en las encuestas pero que, atrás de la campana anticorrupción que tañen Jorge Lanata (que esta semana le dio aire al fiscal anti Alumbrera Gustavo Gómez) y el Grupo Clarín, imaginan el desmoronamiento de la trajinada Cristina, quien acaba de bordar su gran movida con La Cámpora para decirle a todos y todas que no la den por muerta y que proyecta 10 años más de reinado. Como la billetera manda, atrás aplaudía Juan Manuel Urtubey, quien en la víspera del acto se animó a decir que el modelo no debe depender de una sola persona. Igual piensan en la intimidad otros colegas suyos de OFEMI (Norte y Sur) pero quien saca los pies del plato no es que se los corten, como decía Perón, sencillamente no come.

Si hay algo claro, aquí y en todo el orbe, es que por lo pronto esta década de la minería no asoma boyante y próspera como la anterior. Y que tipejos como George Soros y Ben Bernanke les marcaran el paso con sus movidas y medidas, como se vio en estos días. Pero es difícil que aquí cale este diagnóstico, por eso la semana pasada levantó vuelo un nuevo globo de ensayo, en BAE, atribuido al diputado Roberto Feletti, acerca de una revisión de la ley 24.196 de inversiones mineras. Que alguien le avise que en el mes que termina otras dos exploradoras con proyectos importantes (uno de San Juan y otro de Santa Cruz) decidieron cerrar su actividad en el país.

Así son las cosas y no hay vuelta que darle. El ingenioso Mauricio Macri acaba de enterrar una curiosa “cápsula del tiempo”, un tubo repleto de información de hoy, para que los argentinos del 2210 puedan entender cómo se vivía y hacían las cosas aquí 200 años antes. Menuda tarea les esperará a nuestros compatriotas del futuro cuando quieran descifrar como su país se complicaba las cosas solito.

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