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España

La Profunda y La Divina Providencia, dos joyas geológicas abocadas al olvido.

Lunes 22 de Abril de 2013.- Uno de los grandes tesoros de León está oculto a varios metros bajo tierra, sus joyas hay que buscarlas en su interior a través de kilómetros de galerías en cuevas y minas. Es su patrimonio geológico, tan espectacular como olvidado y que el Museo de la Siderurgia y de la Minería de Sabero quiere poner en valor con una proyección de fotografías cedidas por el minero Manuel Cañón y el amante de la geología y experto ‘cazameteoritos’, José Vicente Casado.

Un ejemplo de ese olvido y desconocimiento es el abandono que sufren algunos de los lugares más bellos e interesantes a nivel mineralógico en la provincia, como son las minas de La Profunda y La Divina Providencia. Ambas se sitúan en el norte de León, próximas a las localidades de Cármenes y Villamanin y tienen la peculiaridad de ser unas minas que ya fueron explotadas en época prerromana, hace unos 3.500 años –Neolítico-, para extraer cobre.

«Están en León, pero si estas minas estuvieran en cualquier otro lugar estarían declaradas punto de interés geológico o bien de interés arqueológico», lamenta José Vicente Casado, que da un tirón de orejas a la Junta de Castilla y León por «desentenderse» de la protección de este patrimonio. Así, pone el ejemplo de Asturias, «que está trabajando para hacer visitables y recuperar turísticamente unas minas que son bastante más pequeñas que estas y con mucho menos interés».

Y es que, destaca Casado, las minas leonesas son más grandes y con mucho más interés desde el punto de vista geológico y arqueológico. «Tuvieron mucha importancia en época romana y después también, se explotaron en el siglo XIX y en el XX hasta que se abandonaron alrededor de 1960, con un conjunto de labores espectacular, como minerales de gran valor y, además, un área con mucho interés arqueológico porque se han encontrado hasta mazas prehistóricas, las que se usaban allí para obtener el mineral», explica.

A La Divina Providencia se llega través de un camino de tierra desde el pueblo de Villanueva de Pontedo y antes de acceder a su bocamina se pueden ver todavía las ruinas de las casetas construidas a principios del siglo pasado y restos de lo que fueron los hornos y las plantas de procesamiento, además de la presa de lavado de mineral. Una mina que cuenta además con la excepcionalidad de «ser única» por un mineral que «no se conoce en ningún otro lugar del planeta»llamado villamaninita.

«Resulta que la empresa que lo explotaba hacía 1920 era una empresa inglesa, obtuvieron muestras y las llevaron a Londres para analizar y allí dos químicos y mineralogistas, Schoeler y Powell, se dieron cuenta de que tenía unos componentes que determinaban que ese era un mineral nuevo», relata Casado. Así, explica que se le dio ese nombre -aunque la mina está más próxima Villanueva de Pontedo- porque en aquella época el mineral era llevado hasta Villamanín en carros y desde allí en trenes hasta Gijón, donde era cargado en barcos con destino final en Inglaterra.

Diariodeleon.es

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